Por los caminos del Inca (Cuzco-Peru)
(Julio de 1999)
El primer día visitamos la Catedral, Santo Domingo o Koricancha, el barrio de San Blas, su iglesia y el hermoso pulpito que data del siglo XVII, tallado íntegramente de una sola pieza en el tronco de un arbol. Por la tarde fuimos a almorzar y luego al hotel a descansar. Al día siguiente muy tempranos, nos fuimos a comprar los boletos para el tren, luego contratamos un tour a caballo para visitar Sacsayhuaman, Kenko, Puca Pucara y Tambomachay; este recorrido toma aproximadamente todo el día, aquí conocimos a Alice Lin una chica de Taiwan, muy simpática con la cual también hicimos el camino inca.
Al día siguiente nos dedicamos a recorrer la ciudad y sus alrededores, encontrándonos con un amigo de Lima con el cual quedamos en hacer rafting el día sábado. Por la noche entramos a un par de discotecas y terminamos finalmente en el Irish Pub tomando unas cervezas y conversando sobre como lo habíamos pasado en el Cuzco.
Se suponía que este viaje lo íbamos a realizar con varios amigos, pero por diversos motivos no pudieron ir, así que al final el grupo quedo reducido a dos, mi hermana Magali y Yo; estaba regresando al Cuzco luego de 15 años.
Muy temprano por la mañana y luego de poco mas de una hora, aterrizamos en la mágica ciudad del Cuzco, en el Ombligo del Mundo como era llamado por los incas, antiguos gobernantes del imperio del Tahuantinsuyo. Fuimos directo al hotel, nos registramos y salimos a recorrer la ciudad; lo primero que hicimos fue comprar nuestro boleto turístico, el cual te da derecho a entrar a la mayoría de iglesias y ruinas cercanas a la ciudad.
El primer día visitamos la Catedral, Santo Domingo o Koricancha, el barrio de San Blas, su iglesia y el hermoso pulpito que data del siglo XVII, tallado íntegramente de una sola pieza en el tronco de un arbol. Por la tarde fuimos a almorzar y luego al hotel a descansar. Al día siguiente muy tempranos, nos fuimos a comprar los boletos para el tren, luego contratamos un tour a caballo para visitar Sacsayhuaman, Kenko, Puca Pucara y Tambomachay; este recorrido toma aproximadamente todo el día, aquí conocimos a Alice Lin una chica de Taiwan, muy simpática con la cual también hicimos el camino inca.
La primera parada fue en Sacsayhuaman, donde comenzaríamos el recorrido a caballo. Según dicen algunos historiadores o cronistas este lugar era una fortaleza, mientras que hay otros que afirman que era una ciudadela, el hecho es que en este lugar se pueden encontrar algunas piedras de 9 metros de altura y de mas de 350 toneladas, lo curioso es que nadie sabe a ciencia cierta de donde provienen estas piedras ni como hicieron los incas para transportar tan pesados bloque, ya que ellos no conocían la rueda, además cual era la técnica usada para poder elevar dichas piedras y ponerlas unas sobre otras.
Iniciamos nuestro recorrido a caballo y nos dirigimos hacia Kenko, otro conjunto de ruinas dedicado probablemente a la Pachamama o Madre Tierra. Proseguimos nuestro tour, siempre sobre nuestros rocinantes y llegamos a Puca Pucara o fortaleza Roja. Por ultimo llegamos a Tambomachay, conjunto arqueológico donde se puede apreciar lo que era la ingeniería hidráulica de esa época, se dice que este lugar estaba dedicado a la adoración del agua.
Culminamos nuestra cabalgata ya muy entrada la tarde y con nuestra nueva amiga Alice nos fuimos a cenar a una pizeria ubicada en la calle Procuradores, la cual se encuentra en la Plaza de Armas, es una calle muy angosta y concurrida en donde el visitante puede encontrar toda clase de lugares para comer ya sea una pizza, pollo, unos ricos espaguetis, en fin hay para todos los gustos. Por la noche fuimos a uno de los muchos pubs que existen a tomar unas cervezas y luego a dormir ya que había que levantarse temprano para iniciar nuestro recorrido por el famoso camino inca, objetivo principal de nuestro viaje.
Eran las 5 de la mañana cuando nos levantamos para terminar de preparar las mochilas y revisar que tuviéramos todo (cocina, bolsas de dormir, carpa (tienda), etc.) ya que como íbamos a caminar por nuestra cuenta, es decir sin haber contratado un tour, de habernos faltado algo hubiera sido un desastre.
Seis de la mañana y estamos en la estación del tren para salir rumbo a Machu Picchu, pero nosotros nos bajaremos en el Km 88, punto de partida del camino inca; nos espera un viaje de 4 horas.
Por fin llegamos al Km 88, aquí el tren se detiene por unos minutos para que todo aquel que va a realizar Caminos del Inca puedan bajar, luego este continua su viaje hasta Aguas Calientes. Nos dirigimos al puesto del guarda parque para registrar nuestro ingreso y hacer el pago respectivo, luego de dichos tramites y de prepararnos comenzamos nuestra caminata a las 11:30 de la mañana.
Este primer día la caminata no es muy fuerte, dura aproximadamente 4 a 5 horas dependiendo de donde se acampe ese día o de cuan rápido o despacio uno camine. Durante este primer día, los primeros restos arqueológicos que se aprecian son los de Llactapata o Patallacta; el sendero por el que uno circula se interna por una pequeña quebrada, no hay mucha pendiente y la caminata es agradable.
Ya en Huallabamba, tomamos un descanso de 40 minutos. Expresión de mi querida hermana: Carge mi mochila hasta Huallbamba, QUE BESTIA!!, no podía creer que lo hubiera hecho. Luego del descanso continuamos hasta Tres Piedras Blancas lugar donde pasaríamos la primera noche. Instalamos nuestra pequeña carpa y preparamos la comida, hacia un poco de frío, pero con una buena casaca no se sentía.
Al día siguiente a las 7 de la mañana, ya estabamos con las mochilas a la espalda y dando los primeros pasos del día. Este es el día mas pesado y cansador ya que hay que pasar por tres abras o puertos de 4200, 3800 y 3600 msnm respectivamente.
La primera parte del camino cruza un pequeño bosque de queñuales y se transita por un empedrado en muy buen estado de conservación. Pasamos por el campamento de Llulluchapampa, conforme avanzamos podemos se podía ver a lo lejos el abra de Wuarmiwañusca (Mujer que llora) a 4200 msnm, el punto mas alto de todo el recorrido. Llegar al abra nos tomo 4 agotadoras horas, no por lo largo del camino, sino porque todo era subida; una vez arriba tomamos un descanso de 30 minutos e iniciamos el descenso hacia el valle de Pakaymayu, el camino es angosto por partes y con algunos escalones de regular tamaño, por lo que hay que ir con cuidado.
Luego de cruzar este pequeño valle, se inicia la subida a la segunda abra o puerto (3800 msnm), en este punto del recorrido se cruza por las ruinas de Runkurakay y Sayacmarca, para nuevamente bajar, cruzar un túnel hecho íntegramente en piedra, e iniciar el asalto a la tercera y ultima abra o puerto de Runkurakay (3600 msnm), para llegar finalmente a Phuyupatamarca en donde pasaríamos la segunda noche.
La vista desde aquí es impresionante; se puede apreciar muy abajo el río Vilcanota y el tren que va hacia Machu Picchu, nos encontramos tan alto que da la impresión que fuera de juguete. Este fue la parte mas dura y larga de todo el recorrido, fueron nueve agotadoras horas de caminata, pero que se ven recompensadas por todo lo que uno puede apreciar a lo largo del camino. Ya entrada la tarde el sol comenzó a ocultarse, fue un espectáculo impresionante por los colores con que se iluminaba el cielo y las nubes, el sol estaba tan cerca que uno casi podía tocarlo.
Ese día era justamente 28 de julio, el día de la independencia del Perú, así que el guía del campamento que se encontraba a nuestro costado, junto con sus porteadores, realizaron una pequeña ceremonia, se izo la bandera y se canto el Himno Nacional, algo que fue aplaudido tanto por turistas extranjeros y nacionales.
Llego la noche, preparamos la cena, nuevamente tallarines y sopa. Esa noche hizo un poco mas de frío, según nos dijeron la temperatura era de 5 grados.
Tercer día, a levantarse temprano y levantar el campamento, ocho de la mañana y ya estabamos caminando. La caminata se inicia bajando unas escaleras de unos 30 metros de extensión aproximadamente, con escalones de piedra muy irregulares por lo que hay que tener mucho cuidado en no tropezar, ya que si uno se cae le puede costar muy caro; pero este consejo es solo para nosotros los turistas y no para los porteadores, esos pequeños hombres émulos de los chasquis, que llevan las mochilas de las personas que van en tour (en algunos casos son tres mochilas) y no solo las mochilas sino las carpas, la comida, sillas, balones de gas, cajas con platos, vasos y cubiertos, etc, muchas veces llevan sobre sus hombros 40 o 50 kilos y lo increíble es que caminan como si no cargaran nada, subiendo y bajando las escaleras a paso ligero.
Al llegar a la parte de abajo nos encontramos con el complejo de Phuyupatamarca, el mejor conservado de todos los que hemos visto por el camino.
Seguimos nuestro camino y atravesamos un túnel labrado en roca, de aproximadamente 15 metros; es impresionante como los incas pudieron hacer tales obras, contando con herramientas tan primitivas. Ya muy cerca del refugio se pasa por un grupo de andenes muy bien conservados que forman parte del complejo arqueológico de Wiñaywayna (la siempre joven). Luego de dos horas y media de caminata llegamos al refugio, el cual parecía una feria por la cantidad de carpas y de personas, buscar un lugar para acampar es algo complicado si uno esta viajando por su cuenta, ya que casi todo esta copado o reservado por los tours, así que luego de buscar por unos minutos logramos encontrar un pequeño rincón donde colocar nuestra pequeña tienda o carpa.
El calor era muy intenso, ya que era medio día, así que haciendo uso de mis habilidades de boy scout, improvise un pequeño toldo con un impermeable y problema solucionado, ya teníamos sombra donde protegernos y poder cocinar nuestro rico almuerzo, el menú, nuevamente unos ricos tallarines y sopa.
La tarde la pasamos caminando por los alrededores del refugio y descansando en la carpa y en la noche luego de cenar estuvimos en el refugio tomando una ricas y heladitas cervezas Cuzqueñas. Es increíble, uno puede conocer gente de todo el mundo, parecía que estabamos en la Torre de Babel, ya que se oye hablar ingles, francés, alemán, italiano, español, vasco, hebreo, holandés, etc.
Eran las cinco de la mañana cuando partimos hacia Machu Picchu, el camino es corto y lleno de vegetación, propia ya de la montaña, mucho verde y humedad. Finalmente después de casi una hora de caminata y luego de subir una casi vertical escalera de piedra de unos 10 metros de altura, llegamos al Inti Punku o Puerta del Sol, desde aquí pudimos apreciar el amanecer y como el sol iluminaba Machu Picchu con los primeros rayos de la mañana, luego de descansar unos minutos y de ver este magnifico espectáculo procedimos a descender a la ciudadela.
Por fin estamos en Machu Picchu, dejamos las mochilas y comenzamos a caminar por la ciudadela, visitamos en Intihuatana (según algunos expertos se trataría de un reloj solar o un laboratorio astronómico), la plaza principal, el barrio obrero, la Roca Sagrada, el Templo de las Tres Ventanas y otros lugares. Quisimos subir al Wayna Picchu, pero no había tiempo ya que teníamos que estar a la 1 de la tarde en Aguas Calientes para tomar el tren de regreso al Cuzco, así que lo dejamos para nuestra próxima visita.
A las 11 de la mañana dicidimos bajar a Aguas Calientes para tomar el tren hacia Cuzco y poder llegar de día, el problema vino cuando preguntamos por el minibus que baja de las ruinas al pueblo, nos querían cobrar US$10 por cabeza y nosotros solo teníamos 100 soles (aprox. US$30) en los bolsillos, así que no nos alcanzaba ya que aun teníamos que comprar los boletos de tren, por lo que le dije a mi hermana bajaremos caminando, esto nos llevo como una hora de caminata no programada, pero en fin había que hacerlo.
Llegamos a Aguas Calientes y compramos los boletos del tren (se trataba del tren local), pero la demanda era tal, que ya no conseguimos asientos, viajaríamos parados y solo hasta Ollantaytambo ya que el tren solo llegaba hasta ahí y luego retornaba a Aguas Calientes. La una de la tarde y llego el tren, era tal la desesperación de la gente por entrar a los vagones que parecía una estampida, tanto así que algunos optaron por entrar por las ventanas; los vagones estaban abarrotados de pasajeros, no se podía ni avanzar dos pasos, parecíamos sardinas en una lata. El tren comenzó a caminar, nos esperaba dos horas de viaje hasta la estación de Ollantaytambo, dos horas parados e incómodos, pero bueno era parte de la aventura.
Por fin llegamos a la estación y bajamos, ahora buscar movilidad que nos llevara a Urubamba para luego tomar otra hacia Cuzco. Había una pequeña camioneta pick up de los años 70, que casi no podía mantenerse en pie, que nos cobraba 2 soles por llevarnos hasta Urubamba, así que junto con otras 15 personas subimos a la parte trasera, todos de pie porque no había lugar para sentarse, ya que no solo éramos nosotros, sino también nuestras mochilas y demás bultos. El viajecito duro como una hora y medio mas o menos, ya que debido al peso y a las condiciones en que se encontraba nuestra movilidad, la velocidad a la que íbamos era excesivamente lenta. Por fin llegamos a Urubamba, así que nos bajamos de la camioneta y nos pusimos a tirar dedo (auto stop), a ver si alguna alma caritativa se apiadaba de dos cansados viajeros a punto de desfallecer, había que poner esa cara.
Por fin un pequeño camión paro y subimos a la parte trasera, ahí nos encontramos con un grupo de chilenos, brasileños y argentinos. Dijimos: Todo el camión para nosotros, viajaremos muy cómodos, pero no duro mucho, primero nos detuvimos porque uno de los neumáticos del camión se reventó, estuvimos parados como una hora hasta que se soluciono el problema, luego de una hora de viaje, nuevamente el camión se detuvo, que paso porque paramos, nos preguntamos, me pongo de pie y Oh sorpresa, había una banda de músicos folklóricos con instrumentos y todo que quería que el chofer les diera un aventon a Cuzco, así que comenzaron a subir, al final de las 12 personas que éramos en el camión, pasamos a ser algo de 30 pasajeros.
Se acabo la comodidad, ahora viajábamos parados e incómodos, pero conforme iba pasando el tiempo nos olvidamos de eso, ya que los brasileños comenzaron a tocar algunas notas musicales con los instrumentos de la banda, primero fue el tambor, luego algunos de los músicos tocaron sus trompetas, panderetas y guitarras, al final se armo una fiesta en el camión y nos olvidamos de la incomodidad y el frío, fueron 3 horas de un inolvidable recorrido hasta el Cuzco, poco antes de llegar, la banda se bajo del camión y nos despedimos como si fuéramos viejos amigos. Junto con los 4 días de caminata, el viaje de regreso al Cuzco en tren y camión fue lo mejor.
Por fin a las 10 de la noche llegamos al Cuzco, luego de 4 días de caminata, cansados, con hambre, pero contentos, lo primero fue ir al hotel, darnos un buen baño con agua caliente y de ahí salir a comer una comida decente para luego retornar al hotel y dormir en camas, si en camas limpias y calientitas.
Al día siguiente nos dedicamos a recorrer la ciudad y sus alrededores, encontrándonos con un amigo de Lima con el cual quedamos en hacer rafting el día sábado. Por la noche entramos a un par de discotecas y terminamos finalmente en el Irish Pub tomando unas cervezas y conversando sobre como lo habíamos pasado en el Cuzco.
El sábado por la mañana, el punto de reunión para todos los que íbamos ha hacer rafting era la Plaza de Armas, así que subimos a la camioneta y partimos al Valle Sagrado, llegamos al río y procedimos a inflar la balsa, nos dieron las instrucciones sobre como remar y que hacer en caso de caer al agua, nos pusimos nuestros cascos, chalecos y ha remar se ha dicho. El recorrido duro como una hora, el río no estaba muy crecido pero igual fue divertido, al finalizar tuvimos un pequeño picnic y por la tarde retornamos a la ciudad. En la noche nuevamente al Irish Pub, era nuestra ultima salida ya que el domingo al medio día retornábamos a Lima.
Finalmente llego el momento de dejar Cuzco y toda su magia; luego de 9 maravillosos días de paz y tranquilidad las vacaciones habían llegado a su fin, así que al medio día nos fuimos al aeropuerto llegando a Lima a las 2 de la tarde, habíamos vuelto a nuestra realidad y teníamos que bajar de nuestra nube.
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