lunes, 23 de enero de 2006

A Pozuzo en Bicicleta (Cerro de Pasco-Peru)

(28 Jul al 03 Ago '95)

"En el año 1859 por gestiones realizadas con el gobierno del Perú por el barón Damián Shütz Von Holzhaussen, llegan a Pozuzo, después de una penosa travesía por un camino de herradura, 170 de un total de 301 inmigrantes Austro-Alemanes que partieron para fundar la denominada Colonia de Pozuzo. Los colonos fueron guiados por el padre José Egg. Posteriormente en el año 1,867, 210 de un contingente de 320 nuevos inmigrantes se suman a la colonia."

Los colonos arribaron al puerto del Callao, para luego cruzar los Andes a pie hasta llegar a Acobamba (Pasco), en donde se dieron con la sorpresa que el camino a Pozuzo, que el Gobierno peruano se había comprometido a construir, no existía, así que abrieron trocha como pudieron para poder llegar a la tierra prometida.

Pozuzo es un hermoso valle encerrado entre montañas y habitado por gente descendiente directa de alemanes y austriacos, que se encuentra ubicada en Cerro de Pasco, Provincia de Oxapampa a 465 Km de Lima y a 854 msnm.

Me anime a realizar este viaje luego que vi un especial sobre Pozuzo en la televisión en el año 94, las imágenes que pasaron me fascinaron y me dije tengo que ir y si es en bicicleta mejor.

Les comente a tres amigos (Juan Jose "Juanjo" Lozano, Luis "Pito" Fuster y Miguel "El Raton" Mejia) sobre lo que quería hacer y también se animaron, pero por diversos motivos recién al año siguiente pudimos realizar el viaje.

Teníamos planeado salir de Lima el jueves 27 de julio, para llegar a Tarma y de ahí emprender nuestra aventura, pero no se pudo, así que partimos al día siguiente muy temprano y nos dirigimos directamente a San Ramón, en el Valle de Chanchamayo, a donde inicialmente teníamos previsto llegar en el segundo día de nuestro viaje. Luego de nueve horas en un bus, arribamos a la ciudad de San Ramón.

Lo primero que hicimos fue vacunarnos contra la Fiebre Amarilla por recomendación de las autoridades sanitarias, inmediatamente procedimos a acomodar el equipaje que llevábamos en nuestras bicicletas e iniciamos nuestro recorrido a La Merced, distante a 10 km en donde pasaríamos la primera noche. Una vez instalados en La Merced, salimos a recorrer sus calles y a comer algo; el calor era insoportable.

Después de un reparador descanso y de un suculento desayuno partimos hacia Oxapampa nuestro siguiente destino. Luego de hora y media llegamos al poblado de San Luis de Shuaro, donde paramos para refrescarnos y comprar algunas cosas de comer para el camino. Continuamos descendiendo hasta llegar al puente Paucartambo, en donde el camino se bifurca en dos, hacia la derecha se va a Villa Rica y hacia la izquierda a Oxapampa.

A partir de este punto la carretera comienza a ascender, dejando atrás el Río Paucartambo. Al llegar al poblado de Mesapata, Miguel nos tuvo que abandonar o mejor dicho adelantarse a Oxapampa en un colectivo, ya que debido a los calambres no podía pedalear. El resto de nosotros, Juanjo, Pito y yo continuamos en nuestras bicicletas.

Conforme íbamos avanzando el paisaje se ponía cada vez más impresionante, lleno de vegetación y quebradas por donde discurrían pequeños arroyos. Debido a lo prolongado de la subida y al peso del equipaje el pedalear sé hacia cada vez mas lento. La tarde iba avanzando por lo que tuvimos que apurar el paso para llegar a Oxapampa con la luz del día.

Recién a las 6:30 de la tarde pudimos coronar la subida, e iniciamos los últimos 10 km de camino a Oxapampa, con solo la luz que nos brindaban nuestras linternas, llegando por fin a la puerta del hotel después de casi 10 horas de pedaleo. Miguel ya nos esperaba en el hotel, así que nos registramos, nos aseamos y comimos algo; esa noche no pudimos hacer nada ya que el pueblo se encontraba sin luz, por lo que nos acostamos temprano.

El día domingo partimos hacia Pozuzo, destino final de nuestra aventura. Nuestra primera parada fue en el poblado de Huancabamba a 25 km de Oxapampa. En este punto el afirmado de la carretera estaba en buenas condiciones, pero conforme íbamos avanzando el camino empeoraba, se ponía más rocoso. La vegetación era cada vez mas tupida, la carretera iba serpenteando por los cerros y el valle se ponía cada vez mas angosto, se podía apreciar el Río Huancabamba que discurría a unos 100 metros por debajo de la carretera.

En uno de los tantos badenes que hay en la carretera, encontramos una caída de agua de aproximadamente 10 a 15 metros de altura, la cual es llamada Rayantambo. Continuamos el descenso y atravesamos una parte del Parque Nacional Yanachaga-Chimillen. Durante el trayecto si se tiene algo de suerte se puede apreciar al famoso Gallito de las Rocas, ave muy pequeña de plumaje color naranja muy intenso.

Aproximadamente a 10 km de Pozuzo, paramos en una quebrada que era bañada por un pequeño arroyo, lo que aprovechamos para tomar un baño ya que el calor era muy intenso, para luego continuar hasta nuestro destino final, al cual llegamos luego de 6 horas de viaje y de recorrer 90 km de pura tierra y mucha piedra.

Debido a que por esas fechas no solo se celebra las Fiestas Patrias, sino también se conmemora la llegada de los colonos, en el pueblo había mucha gente, por lo que buscar alojamiento fue un poco problemático. Lo único que pudimos encontrar para pasar la primera noche fue un desván en casa del Dr. Muller, en donde nos acomodamos en nuestras bolsas de dormir.

Este primer día en el pueblo nos dedicamos a caminar por las pocas calles que tienen para conocer algo, además de ver los desfiles y bailes que se celebraban en conmemoración al día central del pueblo.

Al día siguiente luego de desayunar, cogimos nuestras bicicletas y tomamos el camino que conduce a Yanahuanca a 7 km aproximadamente del centro del pueblo, allí cruzamos un puente colgante y bajamos al río donde tomamos un reparador baño.

La gente en este lugar es muy amable y cordial con los visitantes, la mayoría de ellos son descendientes de austriacos y alemanes que aun conservan sus tradiciones y costumbres.

Por la tarde luego de almorzar, Miguel, Luis y yo, salimos a recorrer nuevamente en las bicicletas a recorrer los alrededores. Atravesamos un puente colgante que se encuentra a la espalda de la plaza principal y cogimos un camino de herradura y nos internamos en el monte, atravesando pequeñas quebradas tupidas por la vegetación, al llegar al río nos detuvimos a ver como un grupo de pobladores se encontraban arriendo su ganado a través del río. Luego de regresar preguntamos por el nombre del lugar ha donde nos habíamos dirigido y nos dijeron que se llamaba Palmira.

Esa noche comimos en el restaurante Lucy, cuya propietaria se llama Carmen Echevarria de Kohel, nos atendieron tan bien que mientras permanecimos en Pozuzo, desayunamos, almorzamos y comimos allí. Luego de cenar Luis y yo nos dirigimos al barrio de Prusia, el cual puede decirse que es la parte residencial de Pozuzo, Prusia se encuentra a unos 3 km del centro; al regresar al hotel fuimos sorprendidos por una tormenta de rayos y truenos, fue algo espectacular, ya que con los destellos de luz se podían apreciar las siluetas de las montañas en plena oscuridad.


El martes Luis nos abandonaba ya que tenia que regresar a Lima, porque sus vacaciones se habían acabado, mientras que Juanjo, Miguel y yo permanecimos un día mas en este maravilloso y mágico lugar. Luego de despedir a Luis, los que nos quedamos cogimos las bicicletas y nos dirigimos a Prusia, al llegar al puente que esta a la entrada de este lugar, tomamos el desvío hacia la izquierda y comenzamos a subir por la colina, en el camino nos detuvimos en una de las casas en donde su dueño nos ofreció gentilmente un poco de agua, lo cual agradecimos y luego de conversar un momento continuamos nuestro camino.

Atravesamos por unos campos en donde sembraban mandarinas, naranjas y cacao; al pasar por delante de una casa, la cual estaba muy bien decorada y en perfecto estado de conservación, la dueña de la casa junto con su hijo se nos acerco y entablamos conversación, ella nos comenzó a contar como era la vida actualmente en Pozuzo y como fue en el pasado, luego de una amena conversación y que nos obsequiara algunas naranjas y mandarinas, nos dependimos.

En este punto, el camino comienza a subir por los cerros, al llegar al punto mas alto nos desviamos hacia la izquierda y comenzamos a descender, a mitad de camino nos detuvimos, ya que algo nos había llamado la atención, era una antigua casa de madera de tres pisos con sus techos a dos aguas, según nos comentaron mas tarde dicha casa fue una de las primeras y pertenece a la familia Egg. Luego de algunas fotos continuamos descendiendo, el camino se confundía con la maleza, al parecer es poco transitado. Al llegar a una pequeña quebrada tomamos el camino a la derecha hasta llegar al río en el que nos habíamos bañado el día anterior.

De regreso a nuestro hospedaje, cayo una ligera lluvia, la cual hizo mas agradable el retorno debido a lo sofocante del calor, pero a la vez el piso se puso algo resbaloso para las bicicletas.

Por la noche fuimos a dar una ultima vuelta por Prusia ya que al día siguiente muy temprano estaríamos tomando el colectivo hacia La Merced en donde haríamos el trasbordo a Lima.

Salimos de Pozuzo a las 5 de la mañana, algo apenados ya que nos habían tratado a las mil maravillas y llegamos a La Merced a las 10 am; como el bus a Lima no salía hasta el día siguiente, buscamos un hotel nos registramos y dedicamos el resto del día a pasear por la ciudad.

Almorzamos en un restaurante ubicado en la Plaza de Armas, el cual se llama Shabari Campa y en el que se sirven platos tipicos del lugar, además este lugar posee una colección de fotos de finales del siglo 19 y comienzos del 20, en las cuales se puede apreciar como era la vida en aquellos tiempos y a los primeros colonos de alemanes e italianos que llegaron a esta región; es una colección muy interesante.

Al día siguiente partimos hacia Lima, luego de haber recorrido aproximadamente 250 km, nos esperaba un viaje de unas 8 horas en bus, nos encontrábamos cansados pero a la vez contentos de haber conocido un lugar tan maravilloso y mágico, así como también haber hecho amistad con gente muy simpática y alegre, Pozuzo posee un encanto que cautiva a todo aquel que lo visita y que hace que uno quiera regresar.
Para ver mas fotos ir a la siguiente direccion:

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