miércoles, 29 de octubre de 2014

8 Preguntas que las mujeres que viajan solas estan hartas de oir

1. ¿Porqué estás sola?
Viajar sola, a veces, es una anomalía. Lo entiendo. Cuando aterricé por primera vez en Atenas, me subí a un taxi del aeropuerto conducido por una persona mayor que, lo primero que me preguntó, fue: “¿Porqué estás sola?” El tipo estaba genuinamente perplejo. Pude percatarme a través de su preocupación que él no podía entender cómo yo disfrutaba de una experiencia así. Se trataba de Grecia — donde todo se centra alrededor de la familia, así que la pregunta no era tan ofensiva. Pero siempre me preguntan lo mismo, amigos y extraños por igual. El que una mujer viaje sola no debería ser una rareza. Me hacen sentir que estamos en la senda del riesgo — que algo nos puede suceder. Pero todo tiene su riesgo. La vida tiene sus riesgos. Yo aprecio las buenas intenciones, pero me gusta viajar sola. Se abren tantas oportunidades cuando uno está abierto a ello.
2. ¿Algún día vas a sentar cabeza?
La pregunta me molesta porque asume que “sentar cabeza” es la forma apropiada de vivir. Debo tener una casa y vivir una vida convencional con cinco bebés y un auto Subaru, nuevo y reluciente. Debería estar en casa los días viernes haciendo canapés que acompañen los cócteles. Mis padres realmente quieren nietos. Pues no, no sentaré cabeza, no por cualquier cosa. Quizás algún día me casaré y tendré uno o dos hijos, pero no sentaré cabeza. El rol matriarcal y de una esposa tienen un sentido muy distinto para mí. No tiene nada que ver con juntar cupones de descuento o llevar a los chicos el sábado a la práctica de fútbol. Si esa es la vida que quieres, bien por ti. Pero no es para todos, y nunca lo será para mí. ¿Ese viejo Sueño Americano? Está muerto. Mi sueño es la libertad.
3. ¿Acaso no sabes que India (o cualquier otro país) es peligroso para una mujer?
Recientemente publiqué en Facebook sobre cómo pensaba hacer un voluntariado en Bangalore. Durante los siguientes 30 minutos, varias personas me enviaron mensajes diciéndome que en India las mujeres son tratadas como basura, y si voy allá, de seguro terminaría degollada y tirada en una zanja. Cada país tiene sus problemas, pero descalificar una nación entera por algunas historias horripilantes es una locura. India tiene más de mil millones de habitantes. Y es cierto que las mujeres pueden padecer experiencias terribles o en cualquier otro país, pero conozco a un puñado de mujeres que han viajado solas a estos destinos y nunca han tenido una experiencia desastrosa. Las cosas malas pueden suceder en cualquier lugar. Y la gente es buena, en general.
4. ¿No te preocupa que te ataquen?
Sí, me preocupa. Cada vez que tengo que regresar a mi hotel u hostal después de la puesta de sol, me preocupa que un extraño me robe en un callejón. Cada vez que tomo sola un taxi, me preocupa que el conductor tenga algún plan siniestro. ¿Pero sabes qué? Es el mismo miedo que tengo cuando estoy en casa en Canadá. No ha habido una noche que camine sola a casa, sin tener mis llaves en la mano, lista para reventarle el ojo al primero que se me acerque. Pensar que estaré tan a salvo en casa, es ignorar los hechos. Es una preocupación constante estar en la mira por ser una mujer, pero eso no me detendrá. Es gracioso como la gente ignora estos hechos cuando están en casa debido a lo que ven a través de los medios.
5. ¿De qué huyes?
Durante mi viaje de seis meses alrededor de los Balkanes, todo el mundo asumió que huía de una relación fracasada, o algún otro desastre en mi vida. En parte tenían razón. Estaba descorazonada y buscaba libertad. Pero también huía de una vida convencional. Huía del aburrimiento y del tedio y de la rutina. Odiaba que la gente asumiera que viajaba motivada por huir de mi vida en casa, como si no pudiese salir allá y sacarle yo mismo el jugo a mi vida. De otro lado, si para ver el mundo hay que estar descorazonado, pues que sea. Mientras realizaba una caminata alrededor de la isla de Santorini, una chica llamada Milly me preguntó si era soltera. Le dije que sí, y que no tenía ninguna intención de estar con alguien por el momento. Nos detuvimos sobre el borde del cráter mientras veíamos como el sol se hundía en el Mar Egeo, y estuvimos en silencio por un buen momento. Finalmente ella dijo: “Veo a muchas chicas viajando para superar relaciones fracasadas. Creo que las hace más fuertes.” Una solo puede desearlo.
6. ¿Vas a comer sola?
Cuando un mesero te hace la pregunta, siempre se desliza esas ganas de juzgar. He cenado sola durante todo un año y me ha llegado a gustar. Llevo conmigo un libro o una revista, o me siento y observo. En la bahía de Kotor, en Montenegro, un mesero me sirvió un capuchino con un corazón dibujado en la espuma cremosa. Me señaló a un hombre cerca de la puerta. “Para usted”, dijo el mesero. El hombre cerca de la puerta me saludó. Y entonces conversamos, que, como suele suceder, es mucho más fácil que suceda cuando una está sola. Comer sola no me hace una solterona.
7. ¿Te sientes sola alguna vez?
Sí. ¿No nos sucede a todos? He pasado noches enrollada en mi bolsa de dormir dentro de una cueva en la isla Santorini, añorando a mis amigos y familia. Pero entonces también hay noches en las que estoy rodeada de nuevos amistades en el bar de un hostal, y entonces te percatas que la soledad es solo un concepto.
8. ¿No pudiste encontrar a nadie que viaje contigo?
Aunque estuviera saliendo con alguien, no significa que tendría que estar en el viaje conmigo. Y si tuviera que sentarme, esperando a mis amigos indecisos que hagan planes para viajar, nunca iría a ningún lado. Pero tengo amistades. Lo juro.