Cómo viajar más de 40.000 km sin un centavo en el bolsillo
Michael Wigge se fue un día de Berlín sin un
centavo y recorrió 40.230 kilómetros hasta la Antatida haciendo dedo,
trabajando en lo que viniese e ingeniándoselas para viajar en avión, barco,
automóvil y a pie de Europa a Canada y Estados Unidos, y luego por América
Latina.
La red de televisión
pública PBS estadounidense está transmitiendo en mayo y junio el programa “Cómo
viajar por el mundo gratis”, usando videos filmados por el propio Wigge sobre
sus andanzas. Aquí algunas pistas de cómo se las ingenió para hacer semejante
viaje:
EL VIAJE EN SÍ: Wigge, un periodista alemán que cubre la
industria turística y habla inglés y español, además de su idioma natal, partió
de Berlín en junio del 2010 y recorrió 11 países en 150 días, llegando a la
Antártida en noviembre del mismo año. Fue ayudado por más de 100 personas que
le ofrecieron transporte, comida y sitios donde dormir. Planificó el viaje
durante un año, consiguiendo contactos de personas que podrían asistirlo con
alojamiento o trabajo, pero dependió en buena medida de la bondad de extraños.
COMIDA: Al principio Wigge buscó comida en los cestos de
basura de supermercados, pero pronto se dio cuenta de que eso no era necesario.
“Podía recibir alimentos a cambio de algún servicio. Me ofrecía a limpiar pisos
y estanterías, a lavar platos en restaurantes a cambio de un buen sándwich. La
mayor parte de la gente que contacté en comercios, supermercados y restaurantes
me dio algo”, relató.
ALOJAMIENTOS Y ACTITUD DE LA GENTE: Wigge dice que descubrió que
en América Latina “la gente te ayuda si golpeas su puerta y dices, “no sé dónde
voy a dormir esta noche, puedo dormir aquí?”. Son solidarios, tal vez porque
hay mucha pobreza y saben lo que se siente. No les importaba mi historia. Pero
en Estados Unidos sí se interesaban más en mi historia. Me decían, “esto está
muy bueno, te vamos a ayudar a que logres tu objetivo”. Eso es lo que impacta a
los estadounidenses”.
TRABAJO: Cruzó el Atlántico trabajando en un barco de
carga entre Bélgica y Canadá a cambio del pasaje. Hizo de todo, desde pintar
hasta cambiar el aceite en la sala de motores. En Las Vegas participó en
batallas con almohadas en la calle por un dólar y se ofreció como “sofá
humano”, para que la gente se sentase sobre sus espaldas. En San Francisco
cobró propinas empujando a turistas pesados que tenían dificultades para
transitar por calles empinadas. Llegó a reunir 300 billetes de un dólar con los
que compró un pasaje en avión hasta Costa Rica. De allí se fue a dedo a Panamá,
donde trabajó como mayordomo para el embajador de Alemania.
Para cruzar desde Ushuaia, la ciudad más austral del
continente, en Argentina, hasta la Antártida, trabajó en un crucero de lujo
como ayudante del líder de la expedición. “Limpias las botas de los turistas,
los ayudas en el hielo, colocas banderas rojas en los sectores donde hay
pingüinos, le pones gasolina a las lanchas”.
EL PEOR TRABAJO: Maletero de turistas en una expedición a Machu
Picchu. “Fue un desastre. Fui el peor maletero en la historia de los Andes”,
expresó. Los otros maleteros estaban acostumbrados a hacerse cargo de carpas y
alimentos a lo largo de 80 kilómetros durante cinco días, a transportar 25
kilos de equipaje en sus espaldas y a tener el campamento listo cuando llegasen
los turistas, todo esto a más de 4.000 metros de altura, pero Wigge no tenía la
energía necesaria. “Me dijeron, “esto no es una diversión, no puede hacerlo, no
queremos perder los clientes”. Me tuve que disculpar”, recordó. Al tercer día
pusieron su equipaje en un caballo y le permitieron caminar al ritmo normal”.
DIARIO EN VIDEO: Wigge llevó un diario filmado de su recorrido
con la idea de hacer una serie de televisión. Usó una cámara Canon HDV 1080i
con un buen lente y micrófono. Filmó decenas de cintas, con las que preparó
segmentos de 30 minutos. Casi pierde las cintas cuando estuvo con otro alemán
en Cusco, Perú. “Hubo un incendio en el departamento”, indicó Wigge. Pero logró
rescatar sus cosas, incluidos videos y la cámara.
VIAJE DE VUELTA: Luego de haber cumplido su objetivo de llegar a
la Antártida sin gastar un centavo, no tuvo empacho en acudir a su cuenta
bancaria y comprar un pasaje de vuelta a Alemania.
CONSEJO: “Quiero motivar a la gente”, manifestó. “Si no
eres muy orgulloso y estás dispuesto a enfrascarte en una pelea con almohadas o
a hacer de sofá humano, puedes con muy poco hacer algo grande. ¿Por qué no
viajar y hacer un poco el ridículo?”.
Para mayor información puedes visitar el portal de Wigge o leer el libro que él
mismo publicó, “Cómo viajar por el mundo gratis: Yo lo hice y usted también
puede hacerlo”.
Fuente: www.elcomercioperu.com.pe
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