Huancaya y el encanto de sus lagunas (Yauyos - Peru)
(14 y 15 Oct '00)
Poco antes de llegar a Lunahuana, se cruza el puente Socci y más adelante nos topamos con las ruinas de Incahuasi, centro administrativo del que fuera el señorío de Huarco. Luego de rellenar el tanque de combustible de nuestro Nissan Sentra, continuamos nuestro viaje; algunos kilómetros después de pasar por el puente Catapalla, nos detenemos a un costado de la carretera en unos cañaverales a saborear los sadwiches que habíamos preparado para nuestro desayuno.
Seguimos subiendo por la polvorienta carretera y llegamos a Pacaran y luego Zúñiga. El paisaje es netamente desértico, con sus cerros pelados y rocosos, la única vegetación que se aprecia es la que se encuentra en las riveras del río Cañete; luego de cruzar nuevamente un puente, nos encontramos en la margen izquierda del río y llegamos al poblado de Catahuasi (1350 msnm).
Pasamos por el poblado de Canchan, donde se encuentra el desvío al Santuario del Señor de Cachuy, luego sigue San Pedro de Capillucas, Concubay, Calachota, puente de Auco y Magdalena (Km 128), en donde se encuentra el desvío a Yauyos, capital de la provincia del mismo nombre.
El camino esta en regular estado por lo que tenemos que ir despacio, tratando de evitar las piedras y huecos que encontramos en el camino para no maltratar el auto. El camino continua ascendiendo hasta llegar a un punto donde el valle se encañona, la vista es espectacular; aquí se pueden apreciar algunos viejos puentes hechos con troncos que cruzan el río en dirección a unos socavones mineros hoy en desuso.
Luego finalmente después de unas 4 horas de camino desde Lunahuana, llegamos a Tingo-Alis, donde se encuentra el desvío a la izquierda hacia Huancaya y Vilca y a la derecha a Alis, Tomas y Huancayo. Nosotros continuamos por la izquierda, la primera laguna que vemos es Pikicocha, desde este punto el río Cañete se convierte en un sinfín de lagunas color turquesa conectadas unas con otras por medio de blancas cascadas.
Pasamos por el poblado de Vitis y luego de algunos minutos mas de ascenso, por fin hemos llegado a Huancaya nuestro destino final. El viaje desde Lima nos tomo aproximadamente unas 8 horas, por un camino de tierra en regulares condiciones, pero luego de apreciar todo lo que nos rodea, las lagunas, el cielo, el paisaje en general bien valen la pena y el esfuerzo.
Huancaya (3500 msnm), es un pueblo de calles estrechas y empedradas, ubicado a los pies del cerro Huallahuacran, muy hospitalario y puerta de entrada a este mágico y cautivante mundo.
Saliendo de Huancaya rumbo a Vilca, podemos apreciar lagunas de agua color turquesa por doquier, adornadas con bellas cascadas de color blanco, un espectáculo digno de apreciar. También se pueden ver algunos puentes coloniales de cal y canto, además de caminos empedrados también de la época de la colonia; es un lugar fascinante y muy tranquilo. Muy cerca de aquí hay varios lugares en el cual los turistas pueden acampar al lado de las lagunas, eso si hay que abrigarse muy bien porque en la noche el frío es intenso.
Proseguimos nuestro camino hacia Vilca (3700 msnm), el camino se hace mas pronunciado, con muchas curvas y algunos abismos. A pocos kilómetros de haber salido de Huancaya nos topamos con la hermosa laguna de Hualhuas y la cascada del mismo nombre, esta es una laguna de regular tamaño que va de una falda del cerro hasta la otra; para acceder a ella hay que hacerlo a pie; la vista desde lo alto de la carretera es impresionante.
Para llegar a Vilca hay que ir zigzagueando por el camino, ya muy cerca del pueblo todo el valle es llenado por las cristalinas y turquesas aguas del río Cañete, aquí se forma otro collar de interminables lagunas todas interconectadas por blancas cascadas, además estas están rodeadas por totorales y bosques de queñuales y kolles, es un espectáculo increíble el que se puede apreciar.
Luego de una breve visita a Vilca, iniciamos el retorno a Huancaya donde pasaríamos la noche. Ya en Huancaya, comenzamos a buscar hospedaje y preguntando, unos pobladores nos dijeron que había una señora que daba pensión, así que fuimos y una vez instalados, nos dispusimos a degustar una riquísima trucha, ya que este lugar no solo es famoso por sus lagunas, sino también por sus truchas.
Por la noche y con un hermoso cielo completamente negro, lleno de miles de estrellas salimos a dar una vuelta por el pueblo, bien abrigados ya que en las noches hace mucho frío; que tan fuerte sera el frío que en nuestras camas habían hasta tres frazadas.
Huancaya es ideal para practicar deportes como el ciclismo de montaña, el treeking, cabalgatas, pesca de trucha, etc.
A la mañana siguiente, fuimos a dar una ultima vuelta por estas mágicas lagunas de impresionante color turquesa y emprendimos el regreso hacia Tingo-Alis, aquí tomamos el camino a la izquierda que nos lleva a Alis y Tomas. Camino a Tomas la carretera va al costado del río Alis y conforme vamos avanzando este se va encajonando en un angosto e impresionante cañón de Uschcus, cañon de roca labrada por la erosión del viento, las lluvias y el río; en su parte mas angosta este cañon debe tener unos 10 metros de ancho.
De regreso nuevamente en la carretera que nos lleva a Lunahuana, tomamos un desvío de aproximadamente 6 Km hacia el pueblo de Laraos, famoso por su andenería preinca. Desde que uno inicia el ascenso a Laraos se puede apreciar cientos de estos magníficos andenes, que aun hoy en día son usados por los pobladores del lugar para cultivar. Laraos esta ubicado entre las faldas de dos cerros, en la parte de atrás del pueblo hay una laguna, cuyas aguas pasan por debajo del pueblo y desciendes por entre los andenes hasta llegar al río Cañete.
Finalmente dejamos atrás este paraíso, con sus lagunas de aguas cristalinas y turquesas, paisajes extraordinarios y comenzamos el regreso a la ciudad de Cañete, para de ahí dirigirnos hacia Lima luego de haber pasado un fin de semana alejados del bullicio y la contaminación que se encuentra en las grandes urbes, pero con las retinas cargadas de innumerables imágenes de este maravilloso lugar.
Eran las 4 de la mañana de un día sábado, cuando dejamos atrás Lima y nos dirigimos (mi papa, yo y mi tio) al sur por la carretera Panamericana, nuestro destino la Reserva Paisajística Nor Yauyos-Cochas donde se encuentran las cascadas de Huancaya, muy cerca de la naciente del río Cañete.
Llegamos al pueblo de Cañete ubicado a 142 Km de Lima con las primeras luces del amanecer y tomamos el desvío a Imperial, para luego dirigirnos a Lunahuana a 40 km de Cañete, este lugar es muy visitado por los turistas en especial los meses de diciembre a abril, que es la época en que el río crece y es ideal para practicar el canotaje, además de otros deportes como el ciclismo de montaña y el ala delta.
Llegamos al pueblo de Cañete ubicado a 142 Km de Lima con las primeras luces del amanecer y tomamos el desvío a Imperial, para luego dirigirnos a Lunahuana a 40 km de Cañete, este lugar es muy visitado por los turistas en especial los meses de diciembre a abril, que es la época en que el río crece y es ideal para practicar el canotaje, además de otros deportes como el ciclismo de montaña y el ala delta.
Poco antes de llegar a Lunahuana, se cruza el puente Socci y más adelante nos topamos con las ruinas de Incahuasi, centro administrativo del que fuera el señorío de Huarco. Luego de rellenar el tanque de combustible de nuestro Nissan Sentra, continuamos nuestro viaje; algunos kilómetros después de pasar por el puente Catapalla, nos detenemos a un costado de la carretera en unos cañaverales a saborear los sadwiches que habíamos preparado para nuestro desayuno.
Seguimos subiendo por la polvorienta carretera y llegamos a Pacaran y luego Zúñiga. El paisaje es netamente desértico, con sus cerros pelados y rocosos, la única vegetación que se aprecia es la que se encuentra en las riveras del río Cañete; luego de cruzar nuevamente un puente, nos encontramos en la margen izquierda del río y llegamos al poblado de Catahuasi (1350 msnm).
Pasamos por el poblado de Canchan, donde se encuentra el desvío al Santuario del Señor de Cachuy, luego sigue San Pedro de Capillucas, Concubay, Calachota, puente de Auco y Magdalena (Km 128), en donde se encuentra el desvío a Yauyos, capital de la provincia del mismo nombre.
El camino esta en regular estado por lo que tenemos que ir despacio, tratando de evitar las piedras y huecos que encontramos en el camino para no maltratar el auto. El camino continua ascendiendo hasta llegar a un punto donde el valle se encañona, la vista es espectacular; aquí se pueden apreciar algunos viejos puentes hechos con troncos que cruzan el río en dirección a unos socavones mineros hoy en desuso.
Luego finalmente después de unas 4 horas de camino desde Lunahuana, llegamos a Tingo-Alis, donde se encuentra el desvío a la izquierda hacia Huancaya y Vilca y a la derecha a Alis, Tomas y Huancayo. Nosotros continuamos por la izquierda, la primera laguna que vemos es Pikicocha, desde este punto el río Cañete se convierte en un sinfín de lagunas color turquesa conectadas unas con otras por medio de blancas cascadas.
Pasamos por el poblado de Vitis y luego de algunos minutos mas de ascenso, por fin hemos llegado a Huancaya nuestro destino final. El viaje desde Lima nos tomo aproximadamente unas 8 horas, por un camino de tierra en regulares condiciones, pero luego de apreciar todo lo que nos rodea, las lagunas, el cielo, el paisaje en general bien valen la pena y el esfuerzo.
Huancaya (3500 msnm), es un pueblo de calles estrechas y empedradas, ubicado a los pies del cerro Huallahuacran, muy hospitalario y puerta de entrada a este mágico y cautivante mundo.
Saliendo de Huancaya rumbo a Vilca, podemos apreciar lagunas de agua color turquesa por doquier, adornadas con bellas cascadas de color blanco, un espectáculo digno de apreciar. También se pueden ver algunos puentes coloniales de cal y canto, además de caminos empedrados también de la época de la colonia; es un lugar fascinante y muy tranquilo. Muy cerca de aquí hay varios lugares en el cual los turistas pueden acampar al lado de las lagunas, eso si hay que abrigarse muy bien porque en la noche el frío es intenso.
Proseguimos nuestro camino hacia Vilca (3700 msnm), el camino se hace mas pronunciado, con muchas curvas y algunos abismos. A pocos kilómetros de haber salido de Huancaya nos topamos con la hermosa laguna de Hualhuas y la cascada del mismo nombre, esta es una laguna de regular tamaño que va de una falda del cerro hasta la otra; para acceder a ella hay que hacerlo a pie; la vista desde lo alto de la carretera es impresionante.
Para llegar a Vilca hay que ir zigzagueando por el camino, ya muy cerca del pueblo todo el valle es llenado por las cristalinas y turquesas aguas del río Cañete, aquí se forma otro collar de interminables lagunas todas interconectadas por blancas cascadas, además estas están rodeadas por totorales y bosques de queñuales y kolles, es un espectáculo increíble el que se puede apreciar.
Luego de una breve visita a Vilca, iniciamos el retorno a Huancaya donde pasaríamos la noche. Ya en Huancaya, comenzamos a buscar hospedaje y preguntando, unos pobladores nos dijeron que había una señora que daba pensión, así que fuimos y una vez instalados, nos dispusimos a degustar una riquísima trucha, ya que este lugar no solo es famoso por sus lagunas, sino también por sus truchas.
Por la noche y con un hermoso cielo completamente negro, lleno de miles de estrellas salimos a dar una vuelta por el pueblo, bien abrigados ya que en las noches hace mucho frío; que tan fuerte sera el frío que en nuestras camas habían hasta tres frazadas.
Huancaya es ideal para practicar deportes como el ciclismo de montaña, el treeking, cabalgatas, pesca de trucha, etc.
A la mañana siguiente, fuimos a dar una ultima vuelta por estas mágicas lagunas de impresionante color turquesa y emprendimos el regreso hacia Tingo-Alis, aquí tomamos el camino a la izquierda que nos lleva a Alis y Tomas. Camino a Tomas la carretera va al costado del río Alis y conforme vamos avanzando este se va encajonando en un angosto e impresionante cañón de Uschcus, cañon de roca labrada por la erosión del viento, las lluvias y el río; en su parte mas angosta este cañon debe tener unos 10 metros de ancho.
De regreso nuevamente en la carretera que nos lleva a Lunahuana, tomamos un desvío de aproximadamente 6 Km hacia el pueblo de Laraos, famoso por su andenería preinca. Desde que uno inicia el ascenso a Laraos se puede apreciar cientos de estos magníficos andenes, que aun hoy en día son usados por los pobladores del lugar para cultivar. Laraos esta ubicado entre las faldas de dos cerros, en la parte de atrás del pueblo hay una laguna, cuyas aguas pasan por debajo del pueblo y desciendes por entre los andenes hasta llegar al río Cañete.
Finalmente dejamos atrás este paraíso, con sus lagunas de aguas cristalinas y turquesas, paisajes extraordinarios y comenzamos el regreso a la ciudad de Cañete, para de ahí dirigirnos hacia Lima luego de haber pasado un fin de semana alejados del bullicio y la contaminación que se encuentra en las grandes urbes, pero con las retinas cargadas de innumerables imágenes de este maravilloso lugar.
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