lunes, 18 de mayo de 2009

Celestun (Yucatan - Mexico)

(12 Mar 09)

El último día en Mérida aproveche para visitar la Reserva de Biosfera de Celestun, la cual se encuentra ubicada a 85 km de Mérida, en las costas del Golfo de México. Como el avión al DF salía a las 6 de la tarde, salí del hotel con todas mis cosas dentro de la mochila, ya que de regreso me quedaría en el aeropuerto.

Este pequeño puerto cuenta con una Ría que se entrelaza con un manglar y su principal característica son los flamingos que allí habitan.

El área de esta Biosfera es de 600 km2, es el lugar de refugio invernal de centenares de flamingos y de muchas otras especies de aves. Su ecosistema es único debido a la combinación del agua dulce proveniente de la Ria Celestún y el agua salada del Golfo de México. Estos flamingos son los más rosas de todo el mundo, debido a la concentración de caroteno en el agua.

Para llegar hasta aquí, debemos pasar por la pequeña población de Uman, aquí nos detenemos unos minutos, para comprar algunas cosas y tomar unas fotos del lugar y luego de hora y media de camino, llegamos al embarcadero en donde abordamos unos pequeños botes a motor que nos llevarían a ver los flamingos. Según los lancheros diariamente hay en ese lugar unos cinco mil flamencos.

Camino a la plaza principal de Celestun, se cruza el puente y sobre la mano izquierda se encuentra el embarcadero donde se alquilan los botes para el recorrer la Ría. El paseo dura aproximadamente dos horas, en las cuales se puede observar a miles de flamingos, así como otro tipo de aves como gaviotas, fragatas, cormoranes, etc.

Al aproximarse a donde están los flamingos, hay que hacerlo despacio y no hacer ruidos muy fuertes ya que se asustan con facilidad. El paseo por la ría (estero) y los manglares dura aproximadamente dos horas. Primero nos dirigimos a ver los flamingos, conforme nos acercamos vemos una mancha de color rosa que se hace cada vez mas grande, el bote se queda a aproximadamente a 30 metros de ellos.

En este lugar nos quedamos por espacio de media hora, tomando fotos y observando como se alimentan, algunos emprenden vuelo; es un paseo altamente recomendable, ya que muy pocas veces se tiene la oportunidad de poder apreciar tantos flamingos rosados tan juntos.

El paseo también incluye entrar por los túneles que forman los mangles donde sus grandes copas hacen una bóveda enorme de vegetación, esta parte del paseo el bote lo hace muy despacio y se detiene por partes, para poder observar los manglares y poder escuchar el sonido de las aves. Los mangles que se encuentran en este bosque son el negro, el rojo y los mangles blancos.

Otro de los atractivos de la Ría es el manantial Baldiosera, un ojo de agua dulce muy transparente. Para llegar nos adentramos en el manglar y llegamos a un pequeño muelle, de ahí hay que caminar por un sendero de madera hasta llegar al manantial; la transparencia de su agua hace un marcado contraste con la exuberante vegetación que la rodea. Mucha gente aprovecha este momento para darse un baño en el manantial.

Luego de disfrutar del manantial, volvemos a subir al bote y emprendemos el retorno al embarcadero, para de ahí dirigirnos a un restaurante en la playa donde almorzaríamos.

Luego del almuerzo, tenemos tiempo para caminar por la playa, observar a los pescadores en plena faena de limpieza de los peces que acababan de pescar y varias gaviotas, fragatas y pelícanos revoloteando a su alrededor, esperando el menor descuido de los pescadores, para poder robar algún pez.

A las 3pm, emprendemos el regreso a Mérida, muy cerca de Uman, nos detenemos en un taller en donde se dedican a confeccionar hamacas yucatecas, aquí nos explican todo el proceso.

Las hamacas se confeccionan en grandes bastidores de madera y se van urdiendo con una aguja, también llamada urdidor, o kaiché (en maya), que es algo así como un híbrido entre las que usan los pescadores para hacer sus redes y las utilizadas por las señoras que todavía tienen la paciencia necesaria para tejer carpetitas de frivolité.

El tiempo de urdido varía entre 12 días y un mes, dependiendo de la calidad y el tamaño. Para aprender a hacerlas hay tres caminos: la tradición familiar, los talleres de manualidades en las escuelas, y portarse mal. Sí, no se sorprenda, pues un castigo común para los niños traviesos es el de pasar dos o tres horas (y más si la diablura fue muy grande) urdiendo hamacas; de modo que los niños “demasiado inquietos” terminan siendo, por fuerza, los más expertos urdidores.

Luego de esta interesante clase sobre como confeccionar hamacas, continuamos nuestro retorno a Mérida; como mi avión salía a las 6 de la tarde con destino al DF, me bajo en el aeropuerto y me dirijo al mostrador para hacer mi check in, luego paso a la sala de espera y después de 45 minutos abordo el avión que me llevaría al DF; es así como termina mi viaje por la península de Yucatán.

Deje muchos lugares por conocer, por falta de tiempo y es que Yucatán tiene mucho que ofrecer playas hermosas, restos arqueológicos, cenotes y cavernas para los que les gusta la espeleología, ciudades y pueblos en los que se mezclan la cultura española y maya, etc., ya habrá otra oportunidad para regresar y seguir explorando esta gran región.

Para ver mas fotos ir a la siguiente direccion:

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1 Comments:

Blogger Jupp said...

Parabéns pelo blog . eu também escrevo as minhas viagens, pois desse modo podemos mais tarde recordar e como tal fazer de novo a viagem mesmo que apenas através da nossa memória.

martes, mayo 19, 2009 9:03:00 a.m.  

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