sábado, 24 de enero de 2009

Raid de los Incas 2006

(2006)

SIGUIENDO EL QHAPAC ÑAM

Así comenzó todo. Ya habían pasado más de dos años desde que realizamos la I Vuelta a Sudamérica y siempre rondaba la idea de realizar otro viaje de largo aliento haciendo lo que más nos gusta, viajar. La propuesta para hacer diferentes viajes internacionales en todo este tiempo, fue frustrada por nuestras leyes que cada vez son más complicadas. Hoy en día sacar nuestros vehículos del país significa un trámite costoso y dificultoso. Es así que a inicios de este año, después de muchos viajes de reconocimiento de la zona, se iniciaron los preparativos para diagramar la logística básica de una gran travesía que recorrería gran parte de los atractivos naturales y culturales de nuestro país.

Parecía claro que la ciudad imperial del Cusco, el Cañón de Suckutambo, el Valle de los Volcanes, el Cañón de Cotahuasi, la sierra de Ayacucho, la Reserva Natural de Pampa Galeras y las Líneas de Nazca, planteaban la posibilidad de un recorrido de esos que tanto gustan, sólo era cuestión de "complicarla" un poco buscando rutas que fueran más allá del viaje turístico convencional. Se puede decir que la historia se nos cruzó en el camino. La ruta, sin querer, seguía el Camino Inka desde el Cusco hasta la costa. Así nació el nombre RAID DE LOS INKAS.

Luz, cámara, acción. Teníamos la inquietud de poder filmar toda la travesía y el sueño de verla en televisión para todo Latinoamérica. Mail va, mail viene y la respuesta no se hizo esperar. Desde Argentina nos decían presente, ante la invitación a compartir esta aventura. Nuestro amigo Nestor Marchani, director y productor del reconocido programa internacional de off road "RAID 4X4" ya estaba preparando las maletas para acompañarnos con todo el equipo de producción. Lamentablemente, con un cuento conocido, Promperú, después de muchos ofrecimientos y después de que cumpliésemos con toda la documentación requerida (incluida una carta del Gobierno Regional de Arequipa solicitando su apoyo) se retiró del proyecto diez días antes del evento, con la excusa del próximo cambio de gobierno. ¡Nos dejaron en el aire! Y no pudimos cubrir los gastos de viaje de "RAID 4X4". Inmediatamente, conseguimos un Free Lance que grabaría las imágenes para el programa.

No comprendemos cómo es que una entidad del gobierno dedicada a apoyar y promover el turismo no quiera realmente comprometerse con proyectos como éste. Felizmente, la gente de "RAID 4X4" comprendió y en las próximas semanas podrán gozar de un recorrido que dejará con la boca abierta a muchos.

Cusco, ciudad imperial y milenaria. Antiguas farolas reflejando su amarillenta luz sobre la ciudad y la magia que encierran sus pulidas piedras incas hacen del Cusco un lugar maravilloso para descansar y pasear. Un día previo en la capital del imperio sirvió a muchos para aclimatarse y realizar algunas caminatas por sus angostas callejuelas, visitar un sin número de antiguas iglesias y tomar contacto con su pasado inca en alguno de sus museos.

Así fueron llegando los participantes a la hermosa ciudad imperial para iniciar desde allí una verdadera aventura, o como algunos la llamaron ''sus vacaciones de invierno''. Por la noche nos reunimos en el Café Bohemia, ubicado en la Plaza de Armas. La intención era conocernos todos, e intercambiar opiniones y expectativas del viaje, además de entregarles los libros de ruta y dar algunas indicaciones técnicas y de seguridad para la misma.

La recompensa a nuestro trabajo… En medio de esta entretenida reunión ingresó al local con una sonrisa de oreja a oreja, Iván Escalante, guía de turismo local y amigo nuestro que nos acompañaría durante el recorrido como parte de la organización. Él llegaba con el Decreto Ejecutivo Nº 023-2006 emitido por el presidente Regional del Cusco, Carlos Cuaresma, en el que se declaraba el Raid de los Inkas como evento de interés turístico regional y en el que se expresaba el reconocimiento y felicitación a nuestra organización. El entusiasmo hizo que la reunión se extendiera hasta casi la media noche, es que uno no recibe este tipo de distinciones todos los días.

La partida. Todo el grupo estuvo reunido desde muy temprano en la Plaza de Armas y como no es de costumbre, a la hora señalada; participantes, auspiciadores y muchos periodistas con gran expectativa por el evento.

Salimos del Cusco siguiendo el cauce del río Vilcanota. Los primeros cien kilómetros de asfalto serían la última vez que podríamos llegar a ver nuestro velocímetro indicando más allá de los 80 Km/h. Aquí se inicia la historia, pues el primer destino del recorrido fue visitar el pueblo de Urcos, donde la tradición cuenta que en el fondo de su laguna los cusqueños escondieron el oro del imperio para evitar que sea llevado por los españoles.

En el cruce de Acomayo dejamos la carretera principal que lleva a Sicuani e iniciamos un breve ascenso para tomar la ruta de las cinco lagunas. Encontrar en cada paso de cerro una laguna seguida de otra, con ese cálido sol de la sierra que penetra por los vidrios de la camioneta; o en el cuerpo cada vez que uno baja a tomar una fotografía, es realmente gratificante. En este tramo visitamos dos pueblos históricos, Pampamarca y Tungasuka, pueblos natales de Micaela Bastidas y José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru II).

Rumbo a las nacientes del Apurímac. Casi el medio día y llegábamos a Yauri, provincia de Espinar. Aquí aprovechamos para rellenar combustible y seguir hacia el siguiente destino, Caylloma, previa visita a la Mina Tintaya de la que recibimos una cálida recepción y que lamentablemente tuvimos que dejar rápidamente. Nos hubiera gustado aceptar la invitación a pasear la zona de extracción y el museo de sitio, pero teníamos un programa de viaje que cumplir en una etapa larga.

Recorrimos todo el Cañón de Suckutambo hasta las nacientes del río Apurímac, donde dejamos el departamento del Cusco para ingresar al de Arequipa. En el camino visitamos el puente colonial Machupuente, ingresamos a las fortalezas de Maucallacta y María Fortaleza, y llegamos a la formación geológica llamada Tres Cañones. No había pasado ni un día de viaje y ya teníamos video suficiente para todo un programa de televisión.

Iniciada la tarde comenzamos el descenso hacia Caylloma, por una carretera que después de temporada de lluvias, quedó llena de roderas y grietas por todos lados. No faltó un comentario por el VHF que dijo "estamos viajando a la sierra o a la selva". Era muy entretenido para los conductores pero las tripulaciones sufrían movimientos bruscos de lado a lado ocasionados por las inclinaciones de los vehículos al pasar los obstáculos, lo cual hizo marear a más de uno, lo malo era que nuestra velocidad máxima era entre 8 a 10 km/h, y eso no estaba en los planes. Se nos habían pasado casi dos horas de viaje en un recorrido que debió hacerse en 30 minutos.

Caylloma espera con granizo. Así, fuimos descendiendo hasta lo que algún día será la represa de Angostura. Pocos metros más adelante salimos a la carretera que viene del Cañón del Colca, la cual seguimos por unos minutos hasta llegar al pueblo de Caylloma que esperaba nuestro paso con una ligera granizada.

Caída la tarde nos mantuvimos por encima de los 4500 msnm atravesando campos nevados donde ya no existía nada más por encima de nosotros. Por la hora y la altura, percibimos una bella puesta de sol en un paisaje nevado que tomó un tono rojizo hasta el horizonte y un sol que nos acompañó mientras se ocultaba minuto a minuto. Estar en ese momento y en esas condiciones fue disfrutar de un paisaje sumamente hermoso, pues los colores se intensificaron al máximo.

Desde Caylloma hasta Andagua, nuestro destino, existen decenas de cruces y caminos, pues al ser una zona minera existe gran cantidad de empresas que hacen y deshacen estos caminos al gusto de cada uno. Ya de noche nos topamos con una bifurcación que nos creó cierta duda, pues no existía al momento de hacer el viaje de reconocimiento y ambas se notaban transitadas, por lo que con la noche encima tuvimos que recurrir a las cartas geográficas nacionales y a los equipos de GPS. No podíamos darnos el lujo de equivocar el camino, así que tomamos el de la derecha, el que reconocimos a los pocos kilómetros y el que nos llevó por una larga y casi interminable bajada hasta Orcopampa.

El bienvenido corte. Orcopampa lo vimos pasar casi sin detenernos, Andagua estaba a "sólo" una hora y media así que nos esperaba una larga noche sobre las camionetas, la primera de toda la travesía. Es entonces que saliendo del pueblo, nos detuvo con cambio de luces, un camión de la minera y nos preguntó a donde íbamos "Andagua" respondimos. Nos dijo que siguiéramos la carretera "todo a la izquierda, hay un nuevo camino" y ahí surgió la duda, ¿por qué nos daría ese dato? Ahora estábamos en el dilema de seguirlo o no y con todas esas horas de viaje que traíamos encima, no podíamos tomarlo a la ligera, pues una equivocación y tendríamos que volver todo lo avanzado.

Al llegar a la primera bifurcación intenté seguir a la derecha, siempre es mejor la ruta conocida, pero todas la huellas iban a la izquierda y había una bien marcada cuneta cortando la derecha, lo que significaba que nadie pasaba por el camino verdadero o conocido, entonces decidimos tomar la izquierda. En la segunda y tercera bifurcación sucedió lo mismo, lo cual comprobaba el consejo del amigo. Bajamos muy rápido por medio de una carretera llena de curvas por casi 25 minutos, hasta que llegamos a un letrero que decía "Andagua Bienvenidos". ¡Espléndido, qué corte! Nos ahorramos una hora de viaje y ya nos esperaban en el hostal Portocarrero con una rica sopa caliente. El tramo más largo del Raid era el primero y ya había pasado, el próximo día estaba destinado a pasear y conocer el valle de los volcanes.

Recorriendo el Valle de los Volcanes - Techos de paja, cuartos antiguos de adobe con divisiones internas, cujas que crujen toda la noche, siempre será mejor opción que dormir en una carpa, más aún porque el viento en Andagua corre helado. A la mañana siguiente fui despertado por un grito de artritis de mi vecino de cuarto, Milán Pavlich, que viajaba con toda su familia (esposa y tres hijas, la menor de dos años) "ayyy! - uyyyy! - yaaaa" . Pensé en ese momento "ya se dio cuenta que no hay agua caliente", lo peor es que tampoco cae agua fría, el agua en Andagua está congelada y sólo meter los dedos para recoger agua y lavarse la cara es espeluznante. El hostal Portocarrero es una vieja casona ubicada en la plaza principal de Andagua que comúnmente no está habilitada para hotel. Sus propietarios Óscar e Ivonne, transportan todo lo necesario desde Arequipa, incluidos los colchones, para recibirnos y atendernos de la mejor manera y el servicio que ofrecen es excelente.

Este día estaba destinado a realizar un recorrido turístico por todo el valle. Iniciamos el recorrido ascendiendo a los volcanes gemelos, el mejor atractivo del lugar. Ambos tienen una altura de 350 metros, los que nos significaron casi una hora de caminata para llegar a la cumbre. En la subida hay que tener cuidado de no toparse con pequeños cactus que se pegan en las piernas y pantalones.

Seguimos la ruta y continuamos luego por una trocha en buen estado bordeando o, podría decirse, esquivando volcanes y es que éstos están esparcidos por todo lado, en medio de un paisaje de color gris y piedras volcánicas, pareciendo el lugar el depósito de una gran explosión. Así llegamos al volcán Canaymauras e ingresamos a través de una ligera caminata hasta su cráter donde existe un rodeo de toros.

Siguiendo la ruta y casi al medio día llegamos al pueblo de Chachas, comúnmente llamado La Perla de Castilla. Desde allí, la vista es impresionante: su laguna de color verdoso rodeada de imponentes montañas e innumerables andenes, cuenta muchas historias.

Speak english. De regreso por el mismo camino nos detuvimos para conocer las ruinas de Antaimarca y por la tarde sólo un pequeño grupo realizamos una caminata hacia la Catarata de Sanquilay y fue aquí que para evitar llevar las 4x4, contratamos una combi de un lugareño - Manuel - estacionada siempre en la plaza principal. La idea era que nos lleve a conocer la catarata y nos deje allí para volver a pie. El precio pactado fue cinco soles por persona, éramos cuatro. Pero lo increíble fue la audacia de este tipo para aprovecharse de aquéllos que visitan su tierra, lo contratamos también de vuelta, se supone por el mismo valor que el de ida y cuando llegamos subió la tarifa a ochenta soles, en vez de cuarenta que era lo pactado. Y es que nosotros pudimos discutir el precio pactado porque estamos en condiciones de hacerlo y somos tan locales como él y no extranjeros como él pensaba. Pero, a un turista foráneo no le quedará otra cosa que ceder y pagar lo que le piden por simple temor, ya que allí no existe nadie que los defienda ni dónde acudir para presentar una queja.

Finalmente fue un gran día destinado a conocer y pasear la zona, nos fuimos a dormir temprano, después de una rica cena preparada por nuestros anfitriones.

El Coropuna espera nuestro paso. Día tres y hora de dejar este increíble lugar. Salimos temprano, sin apuros, era un día para recorrer con tranquilidad y habíamos contemplado en el programa paradas para tomar fotos a cada instante ya que el paisaje es maravilloso. Nos tocó un día que se puede decir "era de fotografía". Subimos por la quebrada de Jalhua hasta llegar a la zona de la Apacheta donde el nevado Coropuna, el volcán más alto del Perú con 6 425 msnm esperaba nuestro paso sin una sola nube en su cumbre, como que se había vestido para ser capturado por el Raid. Lucía sus dos conos nevados, lo lamentable es que el calentamiento global ha reducido notablemente la nieve perpetua y en cada viaje a la zona registramos con notoriedad el efecto.

Recorrimos por las faldas del volcán en medio de una extensa planicie que lleva hasta Puente Arma y por un camino de suelo arenoso con riachuelos de agua formados por los deshielos. De pronto aparecen dos volcanes más de impresionante belleza, el Fiura a la derecha y el Solimana a la izquierda, vestidos de la misma manera que el Coropuna.

Cotahuasi, un paisaje de ensueño. Así, continuó el Raid rodeado de hermosos paisajes hasta llegar a una bajada serpenteante, curva a la derecha y se abre un paisaje majestuoso, en vista panorámica el Cañón de Cotahuasi en todo su esplendor, visto desde un mirador ubicado a mil metros por encima. Sencillamente, es para contemplarlo por largas horas. Tomamos decenas de fotografías e iniciamos la bajada, una larga bajada de aproximadamente una hora.

Los colores de las plantas van cambiando, los pobladores trabajan en los andenes, los animales pastean, todo este panorama lo íbamos apreciando cada vez más de cerca conforme bajábamos al pueblo, hasta que por fin llegamos a Cotahuasi, el cañón más profundo del mundo.

Nuestro amigo James Posso, guía local y consejero de la provincia, ahora candidato al cargo máximo, nos esperaba acompañado de las demás autoridades, dándonos la bienvenida en la plaza principal, la cual es importante mencionar que es la plaza de armas más pequeña del país.

Sipia, una catarata de encanto. Por la tarde nos dirigimos a Sipia, uno de los lugares más característicos de Cotahuasi, una catarata de 150 metros. ¿Cómo llegar? Tuvimos que realizar una caminata de una hora de ida y otra de vuelta, dos kilómetros por un sendero fácil y sin complicaciones, pero lamentablemente a las autoridades de Charcana se les ha ocurrido iniciar la construcción de un puente de cemento y abrir una vía carrozable hasta el lugar, lo cual no tiene ningún sentido ni lógica, pues el atractivo de Sipia es caminar ese par de kilómetros para llegar y apreciar la impresionante caída de agua. Además, están retirando el hermoso puente colgante, el mismo que representa a Cotahuasi en muchas fotografías publicadas en libros de turismo. Realmente imperdonable.

De regreso de Sipia volvimos a Cotahuasi - son diez kilómetros la distancia que los separa - para darnos un buen baño caliente y dormir. ¡Oh sorpresa! No había agua caliente y la encargada del hotel nos dijo "hace un ratito nomás estaba calientita" Cuento chino, eran tres días sin bañarse, así que "a dormir nomás".

El Cañón más profundo del mundo. Este día, el cuarto de travesía, tuvimos nuevamente un programa turístico relajado y sin presiones de tiempo. La idea: pasear por todo el cañón hasta el último pueblo, o mejor dicho el primero ya que subiremos hasta las nacientes del Cotahuasi, una ruta ideal para apreciar realmente lo que es un verdadero cañón y es que en la parte alta existen formaciones rocosas de tajo cortado con alturas de más de mil metros.

Recargamos combustible y partimos rumbo a los primeros pueblos, Tomepampa y Alca. Se podría decir que entre Cotahuasi y Alca está el valle de Cotahuasi por la gran cantidad de andenería y terrazas cultivadas, además de ser más ancho en su profundidad. Alca es un pequeño pueblo ubicado en lo más profundo del cañón, de ahí se estrecha considerablemente hasta la zona alta. Se inicia entonces la subida a Puyca, otro pueblo de gran belleza donde hay mucho por conocer. Sobre una gran terraza se pueden visitar las ruinas Incas de Maucallacta, además de realizar paseos a caballo o caminatas hacia las Puyas Raymondi.

Después de una breve parada en Puyca, seguimos el camino cañón arriba atravesando los pueblos Suni, Maghuanca, Huactapa, Churca, Chincayllapa y Cuspa. En todos éstos recibimos una emotiva recepción de los pobladores pues acababan de inaugurar hace un mes la carretera de acceso y por primera vez veían pasar a un grupo de turistas. Pero debemos resaltar que en realidad no es una carretera sino un estrecho camino que en muchas partes se vuelve un simple paso con grandes precipicios a los costados, el mismo que entre la arena y la vegetación se confunde y se pierde la huella. Pero valió la pena llegar hasta allí, ver nacer el cañón y haberlo seguido por casi cien kilómetros desde Sipia pues nos abrió otra perspectiva del lugar y ahora más que antes considero que Cotahuasi se lleva el primer lugar como destino paisajista del Perú.

La primera llanta. Iniciamos entonces el retorno por el mismo camino. Teníamos dos horas en contra ya que se reventó una llanta de una de las camionetas y debimos cambiarla, pero no fue sólo cambiar la llanta, eso es fácil y rápido y lo hace cualquiera, el problema era sacarla. Los pines de los pernos de seguridad estaban desgastados y la llave giraba en el sitio. Ya desesperados para arrancar esa llanta del eje de la camioneta de alguna manera, después de que intentamos todas las formas lógicas y no lógicas, un poblador, el que tuvimos que buscar en el pueblo más cercano, nos presto su cincel de 30 cm y una buena comba que había que cargarla entre dos, y en solo dos golpes el perno de seguridad se rompió por la mitad. En ese momento implantamos una nueva norma para las travesías: prohibido viajar con pernos de seguridad en las llantas.

Un reconfortante baño termal. Ya de regreso, de noche, entramos a darnos un buen baño de agua caliente ¡Ahora sí! y es que esta vez no podían fallar las probabilidades de encontrarla caliente. Estábamos en los baños termales de Luicho, un complejo turístico muy bien preparado que denota mucha limpieza y cuidado en su mantenimiento. Un par de horas de relax y a las camionetas, directo al hotel para descansar y como suponíamos, de nuevo se había acabado "hace un ratito nomás" el agua caliente.

La despedida de Cotahuasi. Nuevamente sin presiones ni horarios nos levantamos tarde. La mañana estaba destinada a pasear por el pueblo, hacer algunas compras de víveres o souvenirs, las últimas fotos y James Posso nos esperaba nuevamente en la plaza principal junto a las autoridades y periodistas del lugar. Nos dieron unas palabras de despedida y agradecimiento a su propio estilo y las camionetas ya estaban en fila y con sus tripulaciones para salir al siguiente destino. Pero faltaba algo importante, recibir el famoso grito de despedida que realizan en la zona cuando alguien amigo los deja y el encargado de hacerlo fue James. Un "¡¡yahooo!!" a todo pulmón que estremeció todas las calles aledañas, el que se ganó grandes aplausos de los pobladores. Así fueron saliendo de una en una las camionetas por el famoso arco de Cotahuasi rumbo a Pampamarca.

La Bella Pampamarca. Pueblo de singular belleza enclavado en una de las paredes del cañón como si fuera un balcón natural. Ahí se tejen las famosas alfombras de alpaca, una de ellas viste uno de los salones principales de palacio de gobierno.

A Pampamarca llegamos casi a las 2:00. Armamos el campamento rápidamente en la cancha de fútbol y en lo que quedaba de la tarde realizamos un par de caminatas turísticas, la primera hacia la catarata de Oskune, el principal atractivo del lugar, una caída de agua de más de 100 metros; y la segunda al bosque de piedras de Huito y Bosque de la Luna. En ambos valió la pena el esfuerzo físico y gracias a Red Bull los cuerpos de los participantes aguantaron el maltrato de las caminatas.

Por la noche momentos de confraternidad en el campamento, una rica cena caliente gracias a Otto Kunz y a las carpas a dormir ya que la partida estaba programada para las 8:00 de la mañana.

Por fin llego el Día D. Cotahuasi tiene un solo y durísimo acceso, pero con un buen GPS, es posible "salir" por la puerta trasera. Esta vez, sexto día de travesía, dejaríamos las vías carrozables, por un día de navegación a través de un desierto lleno de formaciones de arena y rocas.

El intenso sol del amanecer nos hizo salir de las carpas desde muy temprano y motivados por el entusiasmo, levantamos rápidamente el campamento. Además, el cruce de la cordillera no era sencillo. Un rápido desayuno y a las camionetas. Unas cuantas bocinas de apuro para algunos y ya estábamos en ruta a las 8:30.

Iniciamos lo que quedaba de subida hasta la cumbre y llegamos al final del camino. De ahí en adelante seguimos muy cautelosamente nuestro libro de ruta. Teníamos un levantamiento del camino cada 50 metros, además de indicaciones como "lomo1", "lomo2", "fondo de quebrada", "paso de río", entre otros, por lo que no podía fallar nada. Habíamos realizado una hoja de ruta muy detallada meses antes.

Un verdadero off road en las alturas. Atravesamos un desierto de arena volcánica, todo en 4x4 hi y haciendo un puro y fino off road en las alturas, teniendo siempre en cuenta que los motores están al 50% de su capacidad. Pasamos parte de una mañana divertida conduciendo las 4x4 y siguiendo el viejo camino Inca muy de cerca. Un par de vadeos no muy profundos de agua cristalina y de repente por el VHF "llanta, llanta". Paramos y era la querida Hyundai de Milan con otra de sus firestone en pedacitos y por ahí no faltó el comentario "cómprate unas Wrangler de Goodyear". Procedimos a ayudarlo, sacar la gata y cambiarla rápidamente en lo que podíamos, pues estábamos a 4 500 msnm. Felizmente en Cotahuasi le aconsejamos sacar todos los seguros de las llantas, de los contrario, hubiésemos tenido que buscar nuevamente un cincel y un combo. Red Bull para todos los operarios que ayudaron y seguimos ruta.

No pasaron ni diez minutos que una manada de llamas apareció de pronto. Paramos ante el asombro de encontrar a un grupo de pastores y sus animales caminando hacia la nada y viniendo de la nada. Preguntamos de dónde vienen "de Jalacjapcha" dijo el hombre; y a dónde van "a Pomacocha a conseguir alimento pa' los animales" Venían viajando dos días y les faltaba un par más para llegar a donde nosotros estaríamos en unas cuantas horas. Realmente uno se queda pensando en cómo vive esta gente y es que realmente no viven, sobreviven. El dinero no lo necesitan, ellos utilizan el trueque y dan su vida íntegra a sus animales, que es lo más preciado que tienen. Así es nuestro Perú Profundo. Les dejamos algo de víveres y continuamos la ruta sin dejar de ver por el espejo cómo se alejaban y pensando lo mucho que les faltaba recorrer.

Una mula o una 4x4, por allí van. Finalmente terminamos este inmenso desierto. Ya estábamos en la frontera del departamento de Arequipa con Ayacucho, son como 30 kilómetros de ancho y sólo existe un estrecho paso para bajar a los pueblos del valle y claro, nosotros teníamos la coordenadas del lugar así que no había problema. Llegamos rápidamente al sitio. Desde allí se miraba todo y todo es todo, porque estábamos ya a 4900 msnm y una sola vista panorámica abarcaba parte del Cañón de Cotahuasi, el Valle de Pausa, la laguna de Parinacochas y la bruma del Océano Pacífico. Espectacular y más espectacular fue la bajada, una bajada que más parecía de mulas, de alto grado de inclinación y que produce una sensación de vértigo ver como las camionetas se deslizan por el cerro. Con toda su fuerza, en 4 low, se apoyaban en cada curva de arena y retrocedían en algunas zonas para poder girar y dar vuelta y es que ésta no es una carretera ni un camino, es sólo un acceso que hizo el ejército peruano hace muchos años para bajar los camiones portatropa y combatir el terrorismo de Ayacucho. A ellos nuestro agradecimiento ya que sin este acceso jamás hubiéramos enlazado Cotahuasi con Nazca; y de la misma manera al Ing. Vera que en la hoja de ruta nos reveló la existencia de este paso y nos llevó a conocer el lugar.

Una vez abajo, ya en la punta de carretera, recibí comentarios como "si no hubiera bajado tu camioneta primero, jamás hubiera pensado que por allí bajaría una". Otro que decía "háblale algo a mi esposo por favor que está histérico de los nervios por la bajada". La bajada en realidad no traía mucha dificultad pero para el que nunca se había aventurado en su vida a hacer un verdadero off road, de todas maneras se le iban a poner los pelos de punta, pero siempre hay una primera vez y fue un momento más para intercambiar opiniones de las 4x4. Ya con los nervios controlados seguimos la carretera que nos llevaría por una larga bajada hasta Pauza. Pasamos por los pueblos Colta, Vilcar, Marcabamba, Colcabamba, Lampa, Sacraca y Mirmaca, cada uno con su propio encanto y particularidad. Uno de ellos tiene una avioneta del ejército en medio de la plaza como monumento; otro, un hermoso choclo de cemento, así es la diversidad de costumbres y tradiciones que mantiene cada pueblo.

Pauza con Z, capital cervantina de América. Ya en nuestro destino y algo exhaustos por el largo viaje, cambiamos el programa, en vez de pasar la noche en campamento, decidimos buscar la calidez de un hotel. La llegada a un pueblo como Pauza, entrada la noche fue de antología. Los pobladores tratando de ponerse de acuerdo sobre la ubicación del que en definitiva, era el mejor hotel del pueblo. Tuvimos que decidir rápidamente y entré a verificar uno de ellos preguntando al encargado "¿Tienes agua caliente?" contestó que sí. "Muéstrame que sale caliente y nos quedamos". Nos ubicamos rápidamente y nos fuimos a cenar a uno de los restaurantes del pueblo. Claro, todo era servicio dos estrellas, pero cuando volvimos al hotel… ¡ya no había el agua caliente! Así es, se acabó, sólo los dos primeros bañistas la pudieron gozar. Una pequeña terma abastecía todo el hotel, así que ni modo.

Pauza es un antiguo pueblo de la colonia española, considerada la capital cervantina de América, debido a que allí se realizó la segunda escenificación del Quijote de la Mancha sólo dos años después de su publicación, en 1605. Esto ocurrió gracias al homenaje que el corregidor de estas tierras, Don Pedro de Salamanca, quiso dar al nombramiento del Virrey Juan Mendoza y Luna, el Marqués de Montesclaros.

Luego de una noche fugaz en Pauza, la capital de Paucar del Sara Sara, iniciábamos nuestro séptimo día de travesía. Salimos hacia Cora Cora atravesando uno de los paisajes más hermosos de este viaje. El camino dura aproximadamente unas cuatro horas, pero uno no deja de sorprenderse en cada curva.

Parinacochas, un espejo de agua. Llegamos a Quiilcata, un pequeño pueblo rodeado de andenería Wari y unas curvas más adelante se descubre ante nosotros una enorme laguna que formaba un hermoso espejo de agua, Parinacochas, una de las más grandes del país, actualmente con un muy buen nivel de agua gracias a las lluvias del año pasado. Vizcachas que cruzan el camino, una buena cantidad de vicuñas rondando la laguna y numerosos flamencos, son parte de este hábitat natural.

En la lejanía dejábamos el volcán Sara Sara, guardián tutelar de la zona y en el camino visitamos los pueblos Incuyo, Colloni, Yuracchuasi, Carhualla y Chumpi. Sus plazas como casi todas las que conocimos en este viaje, son austeras, donde el silencio a veces se ve interrumpido por el megáfono de la municipalidad. El grado de pobreza era notable y aun mayor el estado de abandono en el que se encuentran los niños.

La gente esperaba nuestro paso. Llegamos así a Cora Cora, la capital de la provincia de Parinacochas, Ayacucho, la que nos recibe al medio día con un leve viento cálido en medio de festividades. Los pobladores y autoridades esperaban nuestro paso, grata sorpresa para nosotros, pues se mantenían informados por el Diario Correo que publicó informes continuos de nuestras actividades. Esto fue posible gracias al apoyo de Geo Supply que nos facilitó un equipo satelital de última generación para tener comunicación permanente.

En adelante, el camino sigue deslumbrándonos con más lagunas y más fauna hasta llegar a Puquio. En la ruta visitamos pueblos como Alcara y Chaviña y terminando los últimos kilómetros de trocha, otra comunicación de VHF "llanta, llanta". Paramos para evaluar la situación. Había volado nuevamente otra de las firestone. El repuesto estaba deteriorado y ya con cámara no ofrecía mucha seguridad, así que Fernando Zambrano que viajaba en su Toyota Hilux facilitó su rueda de repuesto, pues pronto estaríamos en el asfalto y las velocidades se incrementarían.

Por fin llego el asfalto. Llegamos a Puquio ya de tarde, recargamos combustible e inflamos las llantas rápidamente para partir hacia la costa del Pacífico sin muchas ganas de pisar alguna piedra más. Pero nos faltaba una camioneta, la Nissan de David y Myrta Stewart. No nos podíamos ir sin ellos, así que a buscarlos, pero no aparecían y nadie los había visto, por lo menos en Puquio no estaban, así que las posibilidades decían que estaban en ruta adelante. Efectivamente, en ruta recibimos su mensaje que explicaba que, por una distracción, se habían adelantado cuando echábamos combustible. Así, más tranquilos, seguimos hacia Nazca.

Llegamos a la Reserva Nacional de Pampa Galeras, meseta densamente poblada por hermosas vicuñas, que hubiéramos podido fotografiar y escribir unas cuantas líneas sobre ello si la noche no nos hubiera ganado. Así que sólo la vimos pasar y seguimos el recorrido por una hora más hacia Nazca por una serpenteante y pronunciada bajada que el GPS por momentos marcaba nuestro descenso en un metro por segundo.

Nazca y el agua caliente. Felizmente en Nazca nos esperaba al cheff del Hotel Majoro con una carta de suculentos platos, los cuales fueron más que devorados. Es que no comíamos un lomo, un spaghetti o algo así desde que partimos del Cusco. Pero luego llegaría lo mejor y esperado por todos, pasar a las cómodas habitaciones a descansar en una cama confortable, previa ducha de agua caliente, así es, al fin ¡Agua caliente para todos!

La mañana siguiente la destinamos a pasear por la ciudad o quedarnos disfrutando de las instalaciones del hotel junto a la piscina. Algunos realizaron un sobrevuelo sobre las enigmáticas Líneas de Nazca, otros visitaron el Museo Antonini y los acueductos de Cantayoc. Alguno salió a comprar llantas… en fin, cada quien pasó parte de la mañana a su manera.

La despedida de Nazca fue casi tan rápida como nuestro paso. Después de recargar combustible en el grifo Toda una Vida, el grupo ya estaba por la panamericana rumbo al último destino y quizás el más importante del Raid, la quebrada de la Waca o más conocido como Puerto Inka.
Misión cumplida. Habíamos cumplido con todos los objetivos trazados, ochos días de aventura en contacto con la cultura y la historia, donde el tiempo avanzó sin prisa mientras cruzábamos montañas, lagunas, valles y desiertos, practicando siempre un pleno respeto al ecosistema y dejando ingresos económicos a estas poblaciones que nos recibieron siempre con su mejor disposición.

"Esta vez no hemos venido a visitar la sierra, hemos vivido en ella", fueron las palabras de mi esposa saliendo de Nazca. Y es que habíamos convivido con los pueblos, con las incomodidades de una ruta de aventura que no cuenta con infraestructura para el visitante, desafiamos las alturas y los climas implacables de la cordillera, y todos los que participaron demostraron un enorme espíritu de aventura.

Y así seguimos rodando por la panamericana por el suave asfalto. Un pequeño letrero nos avisaba la entrada a Sacaco, el cementerio de fósiles de ballenas prehistóricas más grande del mundo. Muy interesante lo que uno encuentra en el pequeño museo de sitio, pero la zona requiere de mejor cuidado y protección, además de un control de ingreso bien dirigido para aprovecharlo con responsabilidad.

Puerto Inka a la vista. Ya de tarde, después de pasar Yauca y Atiquipa, llegamos finalmente a Puerto Inka, donde nos esperaba nuestro querido amigo Eddy Abarca, propietario del hotel y complejo turístico Puerto Inka, con un exquisito cocktail de bienvenida. Habíamos llegado y es que precisamente el Raid de los Inkas, retomando el objetivo de los caminos prehispánicos, tuvo como meta cubrir largas distancias a través de interconexiones viales, pasando por los centros urbanos más atractivos y uniendo éstos desde la ciudad imperial del Cusco, hasta la costa de Arequipa. Y lo habíamos cumplido.

Caída la tarde, después de un rico almuerzo frente al mar, guiados por personal del hotel, visitamos las islas loberas y el complejo arqueológico Qapac Ñam donde se encuentra el cóndor de piedra, la silla del Inka, las plataformas de sacrificio, las colcas, entre otros. Por la noche clausuramos el Raid con una deliciosa cena en base a pescados y noche de discoteca.

Todo tiene un final, todo termina. Listos para partir, llegó la despedida, casi 400 kms nos separaban de Arequipa, a otros 600 km hasta Lima, la distancia ya poco preocupaba. Un último tramo por la línea costera peruana serviría para despedirnos adecuadamente del Océano Pacífico.

Recorrimos 1500 kilómetros por carreteras inhóspitas. Subir, bajar, detenerse en una curva del camino para admirar un paisaje o sacar una fotografía. Llegar a los pueblos, cruzar por puentes colgantes que se mecen. Tanto es lo vivido en un viaje de esta naturaleza, ver, probar y sentir la diferente forma en que los pueblos andinos interaccionan entre sí y con la naturaleza misma. No es sólo una música diferente, son los colores y sabores que llenan retinas y estómagos y que hacen surgir una de las consecuencias inmediatas y naturales de todo viaje, tal vez lo más destacado, el hecho de poder comparar y apreciar lo que tenemos.

Un recorrido de 8 días, dejando un vívido recuerdo marcado a fuego en aquellas familias que se animaron a participar de este increíble viaje. Agradecerles porque confiaron sus vacaciones en esta travesía y su predisposición permanente. A ellos GRACIAS.

A nuestros auspiciadores que sin su apoyo no hubiéramos llegado ni al primer peaje. Cuzzi Impresores, Laboratorios Portugal, Minas Arirahua, Alpaca 111, al Hotel Puerto Inka, al Hotel Majoro y al grifo Toda una Vida de Chala y Nazca. A nuestros colaboradores de siempre Goodyear, Cusqueña, Castrol, Otto Kunz, Aldamotors, Nesursa, Bustour, Red Bull y Geo Supply, también gracias por el apoyo recibido y por confiar siempre en nuestro trabajo.

A todos los medios de prensa y en especial a Raid 4x4, El mundo del Automovil, Revista Pachamama, Diario Correo y Autoxtremo, les agradecemos por la gran difusión realizada del evento, que gracias a ellos, ustedes pueden vivir desde sus hogares lo que fue este 1er gran Raid de los Inkas y finalmente a ustedes por dedicar un tiempo a leer este articulo, los invitamos a participar del próximo Raid 2007.

Hasta la próxima.
Cortesia de nuestros amigos de Arequipa:
www.traccion4x4.com.pe/

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