jueves, 8 de agosto de 2013

Conoce al hombre que dio la vuelta al mundo... sin volar

El inglés Graham Hughes, de 34 años, visitó 201 países y territorios sin tomar un solo avión. Espera que esta semana el Guinness World lo reconozca oficialmente.
¿Cómo se hace para visitar 201 países y territorios sin tomar un avión? Hay que preguntarle a Graham Hughes.
Este inglés, nacido en Liverpool hace 34 años, busca esta semana que el Guinness World Records lo reconozca oficialmente como el primero en lograr tal hazaña, algo “absolutamente increíble”, asegura.
Necesitó 1.426 días y recorrió 257.000 kilómetros.
Filmó su estadía en cada país y la semana pasada divulgó en You Tube un video llamado “One Second – Every Nation” (Un segundo – Todas las naciones), que ha sido visto más de 360.000 veces, para publicitar su travesía.
“SABÍA QUE LO PODÍA HACER”
Con un presupuesto de US$100 a la semana, Hughes se lanzó a la aventura el 1º de enero de 2009 y la completó a fines del año pasado. Lonely Planet, National Geographic y la BBC han transmitido distintas partes de su viaje, pero no le dieron apoyo financiero.
“Siempre quise visitar todos los países del mundo”, le dice a BBC Mundo en conversación telefónica.
Hughes viajó en 2002 a India, al sudeste asiático y por America del Sur de mochilero y conociendo a locales.
“Me inspiré a viajar sin volar para pasar más tiempo con la gente local, sabía del récord y también para tener en cuenta el impacto ambiental”, explica.
“Quería probar que se podía hacer, la gente me decía que era imposible. Hice mis investigaciones y me di cuenta que era posible. Sabía que lo podía hacer”, agrega.
Armado con su inglés, un poco de francés y otro tanto de español, salió a recorrer el mundo. El lenguaje de los gestos fue fundamental, y dice que donde más sintió la barrera del idioma fue en China y en Rusia.
Pero quizá el mayor desafío fue el agua. Cruzar océanos y mares sin volar.
Necesitó dos años para recorrer 184 lugares y otros dos para llegar a los 17 restantes, 16 de ellos islas y el otro Sudan del Sur, un país que no existía cuando comenzó su viaje.
Las Islas Seychelles, en el océano Índico, fueron las más complicadas de acceder por el riesgo de un ataque de piratas somalíes. Necesitó siete intentos. Y finalmente llegó en un barco de carga.
“FE EN LA HUMANIDAD”
Tras casi cuatro años viajando dice haber vuelto “con la fe en la humanidad recuperada”. “Aprendí que no se debe juzgar a la gente por los actos de sus gobiernos”, agrega.
Por error, estuvo preso en República del Congo y en Cabo Verde, y nunca lo robaron.
Pasó “menos de un minuto” en el Vaticano y hasta ocho meses en Australia, recuerda especialmente a Palau, Egipto, Irán, Tailandia, Bolivia y Peru, y a América Latina en general.
“La gente allí es increíble, hay un ambiente positivo”, asegura.
Hughes dice que la vuelta a la normalidad, a su trabajo como director de videos, le ha resultado “interesante”, y cuenta que ya tiene otros grandes planes, pero no está autorizado a hablar de ello.
Ya le envió toda la documentación necesaria, incluidos cientos de recibos de viajes en transporte público, a la organización Guinness World Records.
Guarda cuatro pasaportes cargados de sellos y visas, y mientras espera la decisión sobre su récord, aclara: “No hay lugar como casa: Liverpool”.

Etiquetas: ,

miércoles, 7 de agosto de 2013

Cómo viajar más de 40.000 km sin un centavo en el bolsillo


Michael Wigge se fue un día de Berlín sin un centavo y recorrió 40.230 kilómetros hasta la Antatida haciendo dedo, trabajando en lo que viniese e ingeniándoselas para viajar en avión, barco, automóvil y a pie de Europa a Canada y Estados Unidos, y luego por América Latina.
La red de televisión pública PBS estadounidense está transmitiendo en mayo y junio el programa “Cómo viajar por el mundo gratis”, usando videos filmados por el propio Wigge sobre sus andanzas. Aquí algunas pistas de cómo se las ingenió para hacer semejante viaje:
EL VIAJE EN SÍ: Wigge, un periodista alemán que cubre la industria turística y habla inglés y español, además de su idioma natal, partió de Berlín en junio del 2010 y recorrió 11 países en 150 días, llegando a la Antártida en noviembre del mismo año. Fue ayudado por más de 100 personas que le ofrecieron transporte, comida y sitios donde dormir. Planificó el viaje durante un año, consiguiendo contactos de personas que podrían asistirlo con alojamiento o trabajo, pero dependió en buena medida de la bondad de extraños.
COMIDA: Al principio Wigge buscó comida en los cestos de basura de supermercados, pero pronto se dio cuenta de que eso no era necesario. “Podía recibir alimentos a cambio de algún servicio. Me ofrecía a limpiar pisos y estanterías, a lavar platos en restaurantes a cambio de un buen sándwich. La mayor parte de la gente que contacté en comercios, supermercados y restaurantes me dio algo”, relató.
ALOJAMIENTOS Y ACTITUD DE LA GENTE: Wigge dice que descubrió que en América Latina “la gente te ayuda si golpeas su puerta y dices, “no sé dónde voy a dormir esta noche, puedo dormir aquí?”. Son solidarios, tal vez porque hay mucha pobreza y saben lo que se siente. No les importaba mi historia. Pero en Estados Unidos sí se interesaban más en mi historia. Me decían, “esto está muy bueno, te vamos a ayudar a que logres tu objetivo”. Eso es lo que impacta a los estadounidenses”.
TRABAJO: Cruzó el Atlántico trabajando en un barco de carga entre Bélgica y Canadá a cambio del pasaje. Hizo de todo, desde pintar hasta cambiar el aceite en la sala de motores. En Las Vegas participó en batallas con almohadas en la calle por un dólar y se ofreció como “sofá humano”, para que la gente se sentase sobre sus espaldas. En San Francisco cobró propinas empujando a turistas pesados que tenían dificultades para transitar por calles empinadas. Llegó a reunir 300 billetes de un dólar con los que compró un pasaje en avión hasta Costa Rica. De allí se fue a dedo a Panamá, donde trabajó como mayordomo para el embajador de Alemania.
Para cruzar desde Ushuaia, la ciudad más austral del continente, en Argentina, hasta la Antártida, trabajó en un crucero de lujo como ayudante del líder de la expedición. “Limpias las botas de los turistas, los ayudas en el hielo, colocas banderas rojas en los sectores donde hay pingüinos, le pones gasolina a las lanchas”.
EL PEOR TRABAJO: Maletero de turistas en una expedición a Machu Picchu. “Fue un desastre. Fui el peor maletero en la historia de los Andes”, expresó. Los otros maleteros estaban acostumbrados a hacerse cargo de carpas y alimentos a lo largo de 80 kilómetros durante cinco días, a transportar 25 kilos de equipaje en sus espaldas y a tener el campamento listo cuando llegasen los turistas, todo esto a más de 4.000 metros de altura, pero Wigge no tenía la energía necesaria. “Me dijeron, “esto no es una diversión, no puede hacerlo, no queremos perder los clientes”. Me tuve que disculpar”, recordó. Al tercer día pusieron su equipaje en un caballo y le permitieron caminar al ritmo normal”.
DIARIO EN VIDEO: Wigge llevó un diario filmado de su recorrido con la idea de hacer una serie de televisión. Usó una cámara Canon HDV 1080i con un buen lente y micrófono. Filmó decenas de cintas, con las que preparó segmentos de 30 minutos. Casi pierde las cintas cuando estuvo con otro alemán en Cusco, Perú. “Hubo un incendio en el departamento”, indicó Wigge. Pero logró rescatar sus cosas, incluidos videos y la cámara.
VIAJE DE VUELTA: Luego de haber cumplido su objetivo de llegar a la Antártida sin gastar un centavo, no tuvo empacho en acudir a su cuenta bancaria y comprar un pasaje de vuelta a Alemania.
CONSEJO: “Quiero motivar a la gente”, manifestó. “Si no eres muy orgulloso y estás dispuesto a enfrascarte en una pelea con almohadas o a hacer de sofá humano, puedes con muy poco hacer algo grande. ¿Por qué no viajar y hacer un poco el ridículo?”.
Para mayor información puedes visitar el portal de Wigge o leer el libro que él mismo publicó, “Cómo viajar por el mundo gratis: Yo lo hice y usted también puede hacerlo”.

Etiquetas: ,