miércoles, 13 de mayo de 2015

Crucero de lujo en el corazón del Amazonas

De todos los ríos que hay en la Tierra, el Amazonas es el que mueve un mayor volumen de agua. Según los científicos, descarga al Océano Atlántico unos 200.000 metros cúbicos por segundo. Para hacernos una idea, una piscina mediana de un chalé puede contener 80 metros cúbicos. Es decir, ¡el Amazonas podría llenar en solo un segundo 2.500 de estas piscinas!
En cuanto a longitud, solía decirse en los libros de texto que sólo el Nilo con sus 6.650 kilómetros le sobrepasaba. Sin embargo, estudios recientes aseguran que el Amazonas es más largo, alcanzando los 6.763 kilómetros. El nacimiento de un río se encuentra en el punto más lejano de su desembocadura siguiendo un curso de agua ininterrumpido. Pero ¿dónde localizar ese lugar entre tantos afluentes y subafluentes? Indudablemente en el Perú, en la vertiente oriental de la cordillera de los Andes, un abanico de arroyos, torrentes y riachuelos fluyen hacia los ríos Marañón y Ucayali. En la confluencia de ambos, aguas arriba de la ciudad de Iquitos, se forma la gran corriente que ya todos llaman Amazonas, un monstruo que en época inundable puede llegar a tener 45 kilómetros de ancho, es decir, que parece un mar ya que desde una orilla no se alcanza a ver la otra.
La Reserva Nacional Pacaya-Samira, situada en lo más profundo de la selva tropical húmeda, va a ser el escenario por el que nos movamos los próximos cuatro días. Con sus 20.000 km² en los que sólo viven unas 30.000 personas (1,5 hab./km²), es un lugar privilegiado para ver la naturaleza en todo su esplendor. Aquí sólo se puede llegar por vía fluvial. La ciudad más cercana con aeropuerto es Iquitos, que merece un capítulo aparte. Durante años fue junto con Manaos la capital mundial del caucho, y hoy languidece entre la añoranza y la miseria.
ASÍ ES EL BARCO
En el pequeño pueblo de Nauta, a unos 100 km. de Iquitos, subimos a bordo del flamante M/N Aqua, un curioso barco de tres pisos, 39,80 metros de eslora y 7,30 de manga, que en medio de la selva se me antoja como un extraño vehículo extraterrestre fuera de contexto. Los dos primeros pisos están ocupados por las habitaciones, doce en total, todas ellas exteriores y el restaurante. En el superior está el bar que hace las veces de salón de reuniones, y una cubierta al aire libre protegida por una carpa blanca. Llaman especialmente la atención las ventanas de las habitaciones, grandes, con visillos blancos, que dan al barco la apariencia de un chalé de lujo flotante.
Una vez dentro de las habitaciones, nada hace pensar que estamos en una nave. Ni tan siquiera cuando se pone en marcha hacen mucho ruido los motores y los generadores están encapsulados. Tampoco se mueve demasiado, siempre que no haya tormenta. «Si oyen algún ruido fuerte, no se alarmen -nos dice el capitán- seguramente será algún tronco a la deriva que ha chocado con nosotros. Pero nunca ha pasado nada». Tampoco ha habido ningún robo, aunque las puertas no tengan cerraduras ni cerrojos. Por lo demás, la cama, el armario, el cuarto de baño con ducha, el aire acondicionado... todo igual que en un hotel. Echo en falta un televisor y la cobertura telefónica, pero es que, salvo cuando se pasa cerca de alguna localidad de cierta importancia, esas moderneces no existen en la selva. Pero el Aqua dispone de un teléfono vía satélite para casos de urgencia.
IGUANAS, CAIMANES, ANACONDAS
La primera reunión, en la cubierta superior, es para conocernos pasajeros (24) y tripulación (21), para una pequeña charla de seguridad sobre la eventual utilización de lanchas y chalecos salvavidas (en la mente de todos una palabra que nadie nombra: Titanic) y para que los guías, gente preparada, culta y amabilísima, nos adelantaran que estos viajes siempre son diferentes, y que no se puede calcular qué animales vamos a avistar. Osos perezosos, iguanas, oropéndolas, caimanes, hoatzins, monos, anacondas, hasta jaguares nos están esperando, que podamos verlos es otra cosa. Pasamos luego al comedor en el que se nos sirve una cena digna de un cinco tenedores basada en la moderna cocina peruana, una de las mejores del mundo.
A la mañana siguiente inauguramos las excursiones. Después de toda una noche de navegación mientras dormíamos llegamos a las inmediaciones del pueblo de Magdalena en el que sólo viven diez familias. El Aqua echa el ancla y vamos hasta la orilla en barcas con motor. Para comer volvemos al barco. Nueva excursión por la tarde y cena a bordo. Algunos días excursiones nocturnas para ver la fauna a la luz de la luna.
Esta será la «rutina» diaria apta para todos los públicos. Pequeñas caminatas por la selva, avistamiento de animales, encuentros con los lugareños, pero siempre vuelta al barco para comer de primera, ducharse como señores y dormir a pierna suelta para estar en forma para la siguiente actividad.

Etiquetas: , , ,

Se impulsarán nuevas rutas en el Santuario de Machu Picchu

Llegar al Cusco y conocer Machu Picchu es una actividad que todo turista que llega a nuestro país busca realizar. Sin embargo, además de observar el Huayna Picchu y fotografiarse con ese espectacular fondo, la ciudadela inca tiene otros atractivos para disfrutar.
El Santuario Histórico de Machu Picchu cuenta con una gran riqueza natural y cultural, y otros complejos arqueológicos que empezarán a ser promocionados.
Nuevos complejos arqueológicos
La diversificación turística está prevista en el nuevo plan de esta área natural para el periodo entre el año 2015 y el 2019.
"Anteriormente solo se aprovechaba una parte de la red del Camino Inca y la ciudad de Machu Picchu, pero hemos evaluado el potencial y se va a poner en valor otros complejos arqueológicos como 50 gradas, Intipunku, Incaraccay, Wiñayhuayna, la montaña de Machu Picchu, el Templo de la Luna; lo que queremos hacer es ordenar la actividad y diversificar la oferta”, afirmó José Carlos Nieto, jefe del Santuario Histórico de Machu Picchu.
El Santuario Histórico de Machu Picchu, que tiene 32,500 hectáreas, cuenta con especies únicas de aves y flores como las orquídeas, que son parte de nuestra riqueza natural y pueden interesar a un turismo especializado en naturaleza.
Caminos del Inca
La propuesta también consiste en utilizar la red de los diferentes caminos inca, que actualmente son seis, pero solo se llega a utilizar uno debido a algunos problemas naturales. Los turistas también quieren visitar los otros tipos de circuitos, por lo que estos serán habilitados para que también otras poblaciones se puedan beneficiar por la llegada de turistas.
"Hay un trabajo bastante serio y si se hace de manera ordenada se puede recibir un mayor número de visitantes sin poner en riesgo el patrimonio que tenemos", aseguró Nieto.

Etiquetas: ,