sábado, 28 de enero de 2006

Por los caminos del Inca (Cuzco-Peru)

(Julio de 1999)

Se suponía que este viaje lo íbamos a realizar con varios amigos, pero por diversos motivos no pudieron ir, así que al final el grupo quedo reducido a dos, mi hermana Magali y Yo; estaba regresando al Cuzco luego de 15 años.

Muy temprano por la mañana y luego de poco mas de una hora, aterrizamos en la mágica ciudad del Cuzco, en el Ombligo del Mundo como era llamado por los incas, antiguos gobernantes del imperio del Tahuantinsuyo. Fuimos directo al hotel, nos registramos y salimos a recorrer la ciudad; lo primero que hicimos fue comprar nuestro boleto turístico, el cual te da derecho a entrar a la mayoría de iglesias y ruinas cercanas a la ciudad.

El primer día visitamos la Catedral, Santo Domingo o Koricancha, el barrio de San Blas, su iglesia y el hermoso pulpito que data del siglo XVII, tallado íntegramente de una sola pieza en el tronco de un arbol. Por la tarde fuimos a almorzar y luego al hotel a descansar. Al día siguiente muy tempranos, nos fuimos a comprar los boletos para el tren, luego contratamos un tour a caballo para visitar Sacsayhuaman, Kenko, Puca Pucara y Tambomachay; este recorrido toma aproximadamente todo el día, aquí conocimos a Alice Lin una chica de Taiwan, muy simpática con la cual también hicimos el camino inca.

La primera parada fue en Sacsayhuaman, donde comenzaríamos el recorrido a caballo. Según dicen algunos historiadores o cronistas este lugar era una fortaleza, mientras que hay otros que afirman que era una ciudadela, el hecho es que en este lugar se pueden encontrar algunas piedras de 9 metros de altura y de mas de 350 toneladas, lo curioso es que nadie sabe a ciencia cierta de donde provienen estas piedras ni como hicieron los incas para transportar tan pesados bloque, ya que ellos no conocían la rueda, además cual era la técnica usada para poder elevar dichas piedras y ponerlas unas sobre otras.

Iniciamos nuestro recorrido a caballo y nos dirigimos hacia Kenko, otro conjunto de ruinas dedicado probablemente a la Pachamama o Madre Tierra. Proseguimos nuestro tour, siempre sobre nuestros rocinantes y llegamos a Puca Pucara o fortaleza Roja. Por ultimo llegamos a Tambomachay, conjunto arqueológico donde se puede apreciar lo que era la ingeniería hidráulica de esa época, se dice que este lugar estaba dedicado a la adoración del agua.

Culminamos nuestra cabalgata ya muy entrada la tarde y con nuestra nueva amiga Alice nos fuimos a cenar a una pizeria ubicada en la calle Procuradores, la cual se encuentra en la Plaza de Armas, es una calle muy angosta y concurrida en donde el visitante puede encontrar toda clase de lugares para comer ya sea una pizza, pollo, unos ricos espaguetis, en fin hay para todos los gustos. Por la noche fuimos a uno de los muchos pubs que existen a tomar unas cervezas y luego a dormir ya que había que levantarse temprano para iniciar nuestro recorrido por el famoso camino inca, objetivo principal de nuestro viaje.

Eran las 5 de la mañana cuando nos levantamos para terminar de preparar las mochilas y revisar que tuviéramos todo (cocina, bolsas de dormir, carpa (tienda), etc.) ya que como íbamos a caminar por nuestra cuenta, es decir sin haber contratado un tour, de habernos faltado algo hubiera sido un desastre.

Seis de la mañana y estamos en la estación del tren para salir rumbo a Machu Picchu, pero nosotros nos bajaremos en el Km 88, punto de partida del camino inca; nos espera un viaje de 4 horas.

Por fin llegamos al Km 88, aquí el tren se detiene por unos minutos para que todo aquel que va a realizar Caminos del Inca puedan bajar, luego este continua su viaje hasta Aguas Calientes. Nos dirigimos al puesto del guarda parque para registrar nuestro ingreso y hacer el pago respectivo, luego de dichos tramites y de prepararnos comenzamos nuestra caminata a las 11:30 de la mañana.

Este primer día la caminata no es muy fuerte, dura aproximadamente 4 a 5 horas dependiendo de donde se acampe ese día o de cuan rápido o despacio uno camine. Durante este primer día, los primeros restos arqueológicos que se aprecian son los de Llactapata o Patallacta; el sendero por el que uno circula se interna por una pequeña quebrada, no hay mucha pendiente y la caminata es agradable.
Ya en Huallabamba, tomamos un descanso de 40 minutos. Expresión de mi querida hermana: Carge mi mochila hasta Huallbamba, QUE BESTIA!!, no podía creer que lo hubiera hecho. Luego del descanso continuamos hasta Tres Piedras Blancas lugar donde pasaríamos la primera noche. Instalamos nuestra pequeña carpa y preparamos la comida, hacia un poco de frío, pero con una buena casaca no se sentía.

Al día siguiente a las 7 de la mañana, ya estabamos con las mochilas a la espalda y dando los primeros pasos del día. Este es el día mas pesado y cansador ya que hay que pasar por tres abras o puertos de 4200, 3800 y 3600 msnm respectivamente.

La primera parte del camino cruza un pequeño bosque de queñuales y se transita por un empedrado en muy buen estado de conservación. Pasamos por el campamento de Llulluchapampa, conforme avanzamos podemos se podía ver a lo lejos el abra de Wuarmiwañusca (Mujer que llora) a 4200 msnm, el punto mas alto de todo el recorrido. Llegar al abra nos tomo 4 agotadoras horas, no por lo largo del camino, sino porque todo era subida; una vez arriba tomamos un descanso de 30 minutos e iniciamos el descenso hacia el valle de Pakaymayu, el camino es angosto por partes y con algunos escalones de regular tamaño, por lo que hay que ir con cuidado.
Luego de cruzar este pequeño valle, se inicia la subida a la segunda abra o puerto (3800 msnm), en este punto del recorrido se cruza por las ruinas de Runkurakay y Sayacmarca, para nuevamente bajar, cruzar un túnel hecho íntegramente en piedra, e iniciar el asalto a la tercera y ultima abra o puerto de Runkurakay (3600 msnm), para llegar finalmente a Phuyupatamarca en donde pasaríamos la segunda noche.

La vista desde aquí es impresionante; se puede apreciar muy abajo el río Vilcanota y el tren que va hacia Machu Picchu, nos encontramos tan alto que da la impresión que fuera de juguete. Este fue la parte mas dura y larga de todo el recorrido, fueron nueve agotadoras horas de caminata, pero que se ven recompensadas por todo lo que uno puede apreciar a lo largo del camino. Ya entrada la tarde el sol comenzó a ocultarse, fue un espectáculo impresionante por los colores con que se iluminaba el cielo y las nubes, el sol estaba tan cerca que uno casi podía tocarlo.

Ese día era justamente 28 de julio, el día de la independencia del Perú, así que el guía del campamento que se encontraba a nuestro costado, junto con sus porteadores, realizaron una pequeña ceremonia, se izo la bandera y se canto el Himno Nacional, algo que fue aplaudido tanto por turistas extranjeros y nacionales.

Llego la noche, preparamos la cena, nuevamente tallarines y sopa. Esa noche hizo un poco mas de frío, según nos dijeron la temperatura era de 5 grados.

Tercer día, a levantarse temprano y levantar el campamento, ocho de la mañana y ya estabamos caminando. La caminata se inicia bajando unas escaleras de unos 30 metros de extensión aproximadamente, con escalones de piedra muy irregulares por lo que hay que tener mucho cuidado en no tropezar, ya que si uno se cae le puede costar muy caro; pero este consejo es solo para nosotros los turistas y no para los porteadores, esos pequeños hombres émulos de los chasquis, que llevan las mochilas de las personas que van en tour (en algunos casos son tres mochilas) y no solo las mochilas sino las carpas, la comida, sillas, balones de gas, cajas con platos, vasos y cubiertos, etc, muchas veces llevan sobre sus hombros 40 o 50 kilos y lo increíble es que caminan como si no cargaran nada, subiendo y bajando las escaleras a paso ligero.

Al llegar a la parte de abajo nos encontramos con el complejo de Phuyupatamarca, el mejor conservado de todos los que hemos visto por el camino.

Seguimos nuestro camino y atravesamos un túnel labrado en roca, de aproximadamente 15 metros; es impresionante como los incas pudieron hacer tales obras, contando con herramientas tan primitivas. Ya muy cerca del refugio se pasa por un grupo de andenes muy bien conservados que forman parte del complejo arqueológico de Wiñaywayna (la siempre joven). Luego de dos horas y media de caminata llegamos al refugio, el cual parecía una feria por la cantidad de carpas y de personas, buscar un lugar para acampar es algo complicado si uno esta viajando por su cuenta, ya que casi todo esta copado o reservado por los tours, así que luego de buscar por unos minutos logramos encontrar un pequeño rincón donde colocar nuestra pequeña tienda o carpa.

El calor era muy intenso, ya que era medio día, así que haciendo uso de mis habilidades de boy scout, improvise un pequeño toldo con un impermeable y problema solucionado, ya teníamos sombra donde protegernos y poder cocinar nuestro rico almuerzo, el menú, nuevamente unos ricos tallarines y sopa.

La tarde la pasamos caminando por los alrededores del refugio y descansando en la carpa y en la noche luego de cenar estuvimos en el refugio tomando una ricas y heladitas cervezas Cuzqueñas. Es increíble, uno puede conocer gente de todo el mundo, parecía que estabamos en la Torre de Babel, ya que se oye hablar ingles, francés, alemán, italiano, español, vasco, hebreo, holandés, etc.

Eran las cinco de la mañana cuando partimos hacia Machu Picchu, el camino es corto y lleno de vegetación, propia ya de la montaña, mucho verde y humedad. Finalmente después de casi una hora de caminata y luego de subir una casi vertical escalera de piedra de unos 10 metros de altura, llegamos al Inti Punku o Puerta del Sol, desde aquí pudimos apreciar el amanecer y como el sol iluminaba Machu Picchu con los primeros rayos de la mañana, luego de descansar unos minutos y de ver este magnifico espectáculo procedimos a descender a la ciudadela.
Por fin estamos en Machu Picchu, dejamos las mochilas y comenzamos a caminar por la ciudadela, visitamos en Intihuatana (según algunos expertos se trataría de un reloj solar o un laboratorio astronómico), la plaza principal, el barrio obrero, la Roca Sagrada, el Templo de las Tres Ventanas y otros lugares. Quisimos subir al Wayna Picchu, pero no había tiempo ya que teníamos que estar a la 1 de la tarde en Aguas Calientes para tomar el tren de regreso al Cuzco, así que lo dejamos para nuestra próxima visita.

A las 11 de la mañana dicidimos bajar a Aguas Calientes para tomar el tren hacia Cuzco y poder llegar de día, el problema vino cuando preguntamos por el minibus que baja de las ruinas al pueblo, nos querían cobrar US$10 por cabeza y nosotros solo teníamos 100 soles (aprox. US$30) en los bolsillos, así que no nos alcanzaba ya que aun teníamos que comprar los boletos de tren, por lo que le dije a mi hermana bajaremos caminando, esto nos llevo como una hora de caminata no programada, pero en fin había que hacerlo.

Llegamos a Aguas Calientes y compramos los boletos del tren (se trataba del tren local), pero la demanda era tal, que ya no conseguimos asientos, viajaríamos parados y solo hasta Ollantaytambo ya que el tren solo llegaba hasta ahí y luego retornaba a Aguas Calientes. La una de la tarde y llego el tren, era tal la desesperación de la gente por entrar a los vagones que parecía una estampida, tanto así que algunos optaron por entrar por las ventanas; los vagones estaban abarrotados de pasajeros, no se podía ni avanzar dos pasos, parecíamos sardinas en una lata. El tren comenzó a caminar, nos esperaba dos horas de viaje hasta la estación de Ollantaytambo, dos horas parados e incómodos, pero bueno era parte de la aventura.

Por fin llegamos a la estación y bajamos, ahora buscar movilidad que nos llevara a Urubamba para luego tomar otra hacia Cuzco. Había una pequeña camioneta pick up de los años 70, que casi no podía mantenerse en pie, que nos cobraba 2 soles por llevarnos hasta Urubamba, así que junto con otras 15 personas subimos a la parte trasera, todos de pie porque no había lugar para sentarse, ya que no solo éramos nosotros, sino también nuestras mochilas y demás bultos. El viajecito duro como una hora y medio mas o menos, ya que debido al peso y a las condiciones en que se encontraba nuestra movilidad, la velocidad a la que íbamos era excesivamente lenta. Por fin llegamos a Urubamba, así que nos bajamos de la camioneta y nos pusimos a tirar dedo (auto stop), a ver si alguna alma caritativa se apiadaba de dos cansados viajeros a punto de desfallecer, había que poner esa cara.

Por fin un pequeño camión paro y subimos a la parte trasera, ahí nos encontramos con un grupo de chilenos, brasileños y argentinos. Dijimos: Todo el camión para nosotros, viajaremos muy cómodos, pero no duro mucho, primero nos detuvimos porque uno de los neumáticos del camión se reventó, estuvimos parados como una hora hasta que se soluciono el problema, luego de una hora de viaje, nuevamente el camión se detuvo, que paso porque paramos, nos preguntamos, me pongo de pie y Oh sorpresa, había una banda de músicos folklóricos con instrumentos y todo que quería que el chofer les diera un aventon a Cuzco, así que comenzaron a subir, al final de las 12 personas que éramos en el camión, pasamos a ser algo de 30 pasajeros.

Se acabo la comodidad, ahora viajábamos parados e incómodos, pero conforme iba pasando el tiempo nos olvidamos de eso, ya que los brasileños comenzaron a tocar algunas notas musicales con los instrumentos de la banda, primero fue el tambor, luego algunos de los músicos tocaron sus trompetas, panderetas y guitarras, al final se armo una fiesta en el camión y nos olvidamos de la incomodidad y el frío, fueron 3 horas de un inolvidable recorrido hasta el Cuzco, poco antes de llegar, la banda se bajo del camión y nos despedimos como si fuéramos viejos amigos. Junto con los 4 días de caminata, el viaje de regreso al Cuzco en tren y camión fue lo mejor.

Por fin a las 10 de la noche llegamos al Cuzco, luego de 4 días de caminata, cansados, con hambre, pero contentos, lo primero fue ir al hotel, darnos un buen baño con agua caliente y de ahí salir a comer una comida decente para luego retornar al hotel y dormir en camas, si en camas limpias y calientitas.

Al día siguiente nos dedicamos a recorrer la ciudad y sus alrededores, encontrándonos con un amigo de Lima con el cual quedamos en hacer rafting el día sábado. Por la noche entramos a un par de discotecas y terminamos finalmente en el Irish Pub tomando unas cervezas y conversando sobre como lo habíamos pasado en el Cuzco.

El sábado por la mañana, el punto de reunión para todos los que íbamos ha hacer rafting era la Plaza de Armas, así que subimos a la camioneta y partimos al Valle Sagrado, llegamos al río y procedimos a inflar la balsa, nos dieron las instrucciones sobre como remar y que hacer en caso de caer al agua, nos pusimos nuestros cascos, chalecos y ha remar se ha dicho. El recorrido duro como una hora, el río no estaba muy crecido pero igual fue divertido, al finalizar tuvimos un pequeño picnic y por la tarde retornamos a la ciudad. En la noche nuevamente al Irish Pub, era nuestra ultima salida ya que el domingo al medio día retornábamos a Lima.

Finalmente llego el momento de dejar Cuzco y toda su magia; luego de 9 maravillosos días de paz y tranquilidad las vacaciones habían llegado a su fin, así que al medio día nos fuimos al aeropuerto llegando a Lima a las 2 de la tarde, habíamos vuelto a nuestra realidad y teníamos que bajar de nuestra nube.
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miércoles, 25 de enero de 2006

La Region de los Lagos (Chile)

(Dic. '97)

Eran las 11 de la noche cuando mi alma y yo abordamos el bus y salimos de Santiago para dirigirnos a Pucon, un pequeño pueblo ubicado a orillas del Lago Villarica en la llamada región de los lagos, ubicada en la parte sur de Chile. Llegue a la estación de buses de Pucon a eso de las 6 de la mañana; lo primero que hice fue buscar un hospedaje cómodo y barato, luego de encontrarlo y registrarme me fui a desayunar y a caminar por las calles de este hermoso y bucólico pueblo.

En este lugar uno puede hacer de todo, desde subir al volcán Villarica, montar en bicicleta hasta rafting y mucho más. Luego de ver varias agencias que se dedican a estas actividades, decidí entrar a una y alquilar una bicicleta para pasear por los alrededores, pregunte que podía visitar y me recomendaron dirigirme a los Ojos del Caburga, un lugar en medio del bosque en donde el río forma unas pequeñas lagunas o pozas y cascadas, así que tome la bicicleta y hacia allá me dirigí.

El recorrido fue suave, todo era plano y estaba rodeado de verdes árboles, aire puro y tenia un cielo completamente despejado, deje la bicicleta en la caseta del guardaparque e inicie una corta caminata, el lugar en bien apacible lo único que se escucha es cantar de las aves, el viento a través de los árboles y el sonido del agua; luego de recorrer los alrededores inicie el regreso.

De vuelta en Pucon fui a devolver la bicicleta y el dueño de la agencia me dijo que por la tarde harían rafting pero que faltaba una persona para completar una balsa y que si me interesaría ir, a lo que respondí que sí. Luego del almuerzo regrese a la agencia y todos partimos hacia el río Trancura, llegamos al punto de partida de nuestra aventura acuática, inflamos la balsa, nos dieron nuestros equipos y luego de una breve explicación sobre seguridad entramos al agua y comenzamos a remar.

El recorrido fue de aproximadamente una hora y media con algunos rápidos, el único problema fue que el agua era helada, pero eso no fue impedimento para pasarla de maravilla; finalizado el recorrido regresamos a Pucon y el dueño de la agencia invito a todos los que hicimos rafting para que fuéramos en la noche a su casa a una parrillada. Estando ahí conocí una familia de Castro (Chiloe) que me preguntaron que hacia por ahí, de donde era, etc., así que les comente que estaba conociendo su país y que a la mañana siguiente me iba a Frutillar, para suerte mía ellos también se regresaban a Castro al día siguiente y se ofrecieron a llevarme en su auto, ni corto ni perezoso acepte su propuesta.

Ocho en punto de la mañana y me encontraba parado en la puerta de su cabaña a la espera que mis nuevos amigos saliera. Acomodamos las cosas en su camioneta y partimos rumbo al sur, la conversación era amena, se trataba de una pareja con tres hijos menores muy simpáticos y amables todos; a la altura de la ciudad de Valdivia me preguntaron si conocía y como les dije que no, tomaron el desvío y entramos a Valdivia llegamos al puerto y buscamos un restaurante para almorzar, luego de dar un corto paseo por la ciudad continuamos nuestro viaje. Al cabo de unas 7 horas y 600 km llegamos a Frutillar donde yo me quedaba, así que intercambiamos direcciones nos tomamos fotos y luego de despedirnos cada uno siguió su camino.

Frutillar es un pueblito muy tranquilo y ordenado a orillas del lago Llanquihue con influencia europea en su arquitectura, casi la totalidad de las casas son de madera con techo a dos aguas. La tarde la pase caminando por las calles Frutillar y por la orilla de lago Llanquihue, en la noche me fui a comer y me paso algo gracioso, que demuestra que las palabras no tienen el mismo significado en todos los países; pedí un completo lo que en Perú se conoce como un emparedado mixto (jamón, queso y huevo) a la plancha y cuando me lo traen era vienesa con y tomate, palta, mayo y agregados (chucrut y demás cosas).

A la mañana siguiente salí para Puerto Varas, también ubicado a orillas del lago Llanquihue e igualmente de acogedor que Frutillar y Pucon, aquí me aloje en el hospedaje Don Raúl. Al igual que Frutillar la mayoría de las construcciones de Puerto Varas son de madera, en especial las que se encuentran frente al lago; algo que me llamo la atención durante mi estadía por esta parte de Chile, es que recién entre las 8:30 y 9 de la noche comenzaba a oscurecer, algo raro para una persona que vive en Perú.

Por la noche estando en el hospedaje, le comente el dueño que al día siguiente tenia planeado ir a los Saltos de Petrohue y a Petrohue y que donde podría tomar una movilidad o bus que me llevara, a lo que él me respondió que podía ir haciendo auto stop.

Así que luego de estas indicaciones me dirigí al malecón y comencé a caminar a ver si algún buen samaritano se apiadaba de este peruanito que deambulaba por tierras desconocidas. Fue así que luego de unos cuarenta minutos de caminata paro un auto y me llevo hasta Ensenada, ahí continúe caminando y estirando mi dedo pulgar cuando nuevamente se detuvo otro auto el cual se dirigía hasta Petrohue, así que ni corto ni perezoso subí al auto y seguí adelante. Luego de las presentaciones del caso, comenzamos a conversar, mi chofer de turno era un chico ingles que se encontraba viajando por Chile; nos detuvimos en los Saltos de Petrohue; luego de tomarnos unas fotos continuamos hasta Petrohue, un lugar apacible rodeado de cerros y bosques con un hotel muy simpático con aire europeo a donde nos dirigimos para saciar nuestra sed con un par de cervezas bien heladas, el resto del día la pasamos recorriendo la orilla del lago Todos los Santos, aquí me despedí de mi ocasional compañero de viaje ya que el tenia que regresar a Puerto Varas y mi intención era quedarme a pasar la noche en este bello lugar, así que good bye and have a nice trip y nuevamente me encontraba solo.

El regreso también fue haciendo auto stop, salí a la carretera y nuevamente recurrí a mi pulgar el cual resulto ser muy efectivo ya que paro una pick up la cual me llevo hasta Ensenada, en la camioneta tuve la oportunidad de conocer a unos franceses así que el viaje fue agradable y entretenido, en Ensenada me despedí y me dirigí al lago Llanquihue en donde entable una amena conversación a orillas del lago con una pareja de chilenos, ya como a media tarde salí nuevamente a la carretera a estirar mi pulgar, esta vez una camioneta Susuki se detuvo y sus ocupantes tuvieron la amabilidad de llevarme de regreso a Puerto Varas, llegando al hospedaje de Don Raúl a las 6 de la tarde.

Luego de acomodarme me dirigí al malecón del lago a observar el atardecer, que dicho sea de paso es todo un espectáculo. Por la noche me fui a un restaurante a comer un buen plato de carne ya que desde que llegue mi único alimento eran los completos y hamburguesas.

Al día siguiente me fui a Puerto Montt, lugar que no me agrado mucho ya que es una ciudad grande y con mucho movimiento muy diferente a Puerto Varas, Frutillar o Pucon que se caracterizan por su paz y quietud. Aquí pase la mañana y parte de la tarde recorriendo y conociendo la ciudad; a mi regreso a Puerto Varas me dirigí a la estación de buses a comprar mi pasaje para Talcahuano, muy cerca de Concepción; iniciaba el regreso a Santiago.

Recorrí las calles de Puerto Varas por ultima vez en lo que me quedaba de la tarde, me despedí de Don Raúl dueño del hospedaje donde estuve y le agradecí por todas las atenciones que tuvo para conmigo. En la noche aborde el bus y salí rumbo a Talcahuano y Concepción mi siguiente parada.

Luego de visitar Talcahuano, me fui a conocer Concepción una ciudad grande con mucho movimiento, no me gusto mucho así que esa misma noche aborde el bus que me llevaría de regreso a Santiago, llegando a la capital chilena a las 8 de la mañana, luego de haber pasado una espléndida semana recorriendo y conociendo la llamada región de los lagos, un lugar que recomiendo conocer.
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lunes, 23 de enero de 2006

A Pozuzo en Bicicleta (Cerro de Pasco-Peru)

(28 Jul al 03 Ago '95)

"En el año 1859 por gestiones realizadas con el gobierno del Perú por el barón Damián Shütz Von Holzhaussen, llegan a Pozuzo, después de una penosa travesía por un camino de herradura, 170 de un total de 301 inmigrantes Austro-Alemanes que partieron para fundar la denominada Colonia de Pozuzo. Los colonos fueron guiados por el padre José Egg. Posteriormente en el año 1,867, 210 de un contingente de 320 nuevos inmigrantes se suman a la colonia."

Los colonos arribaron al puerto del Callao, para luego cruzar los Andes a pie hasta llegar a Acobamba (Pasco), en donde se dieron con la sorpresa que el camino a Pozuzo, que el Gobierno peruano se había comprometido a construir, no existía, así que abrieron trocha como pudieron para poder llegar a la tierra prometida.

Pozuzo es un hermoso valle encerrado entre montañas y habitado por gente descendiente directa de alemanes y austriacos, que se encuentra ubicada en Cerro de Pasco, Provincia de Oxapampa a 465 Km de Lima y a 854 msnm.

Me anime a realizar este viaje luego que vi un especial sobre Pozuzo en la televisión en el año 94, las imágenes que pasaron me fascinaron y me dije tengo que ir y si es en bicicleta mejor.

Les comente a tres amigos (Juan Jose "Juanjo" Lozano, Luis "Pito" Fuster y Miguel "El Raton" Mejia) sobre lo que quería hacer y también se animaron, pero por diversos motivos recién al año siguiente pudimos realizar el viaje.

Teníamos planeado salir de Lima el jueves 27 de julio, para llegar a Tarma y de ahí emprender nuestra aventura, pero no se pudo, así que partimos al día siguiente muy temprano y nos dirigimos directamente a San Ramón, en el Valle de Chanchamayo, a donde inicialmente teníamos previsto llegar en el segundo día de nuestro viaje. Luego de nueve horas en un bus, arribamos a la ciudad de San Ramón.

Lo primero que hicimos fue vacunarnos contra la Fiebre Amarilla por recomendación de las autoridades sanitarias, inmediatamente procedimos a acomodar el equipaje que llevábamos en nuestras bicicletas e iniciamos nuestro recorrido a La Merced, distante a 10 km en donde pasaríamos la primera noche. Una vez instalados en La Merced, salimos a recorrer sus calles y a comer algo; el calor era insoportable.

Después de un reparador descanso y de un suculento desayuno partimos hacia Oxapampa nuestro siguiente destino. Luego de hora y media llegamos al poblado de San Luis de Shuaro, donde paramos para refrescarnos y comprar algunas cosas de comer para el camino. Continuamos descendiendo hasta llegar al puente Paucartambo, en donde el camino se bifurca en dos, hacia la derecha se va a Villa Rica y hacia la izquierda a Oxapampa.

A partir de este punto la carretera comienza a ascender, dejando atrás el Río Paucartambo. Al llegar al poblado de Mesapata, Miguel nos tuvo que abandonar o mejor dicho adelantarse a Oxapampa en un colectivo, ya que debido a los calambres no podía pedalear. El resto de nosotros, Juanjo, Pito y yo continuamos en nuestras bicicletas.

Conforme íbamos avanzando el paisaje se ponía cada vez más impresionante, lleno de vegetación y quebradas por donde discurrían pequeños arroyos. Debido a lo prolongado de la subida y al peso del equipaje el pedalear sé hacia cada vez mas lento. La tarde iba avanzando por lo que tuvimos que apurar el paso para llegar a Oxapampa con la luz del día.

Recién a las 6:30 de la tarde pudimos coronar la subida, e iniciamos los últimos 10 km de camino a Oxapampa, con solo la luz que nos brindaban nuestras linternas, llegando por fin a la puerta del hotel después de casi 10 horas de pedaleo. Miguel ya nos esperaba en el hotel, así que nos registramos, nos aseamos y comimos algo; esa noche no pudimos hacer nada ya que el pueblo se encontraba sin luz, por lo que nos acostamos temprano.

El día domingo partimos hacia Pozuzo, destino final de nuestra aventura. Nuestra primera parada fue en el poblado de Huancabamba a 25 km de Oxapampa. En este punto el afirmado de la carretera estaba en buenas condiciones, pero conforme íbamos avanzando el camino empeoraba, se ponía más rocoso. La vegetación era cada vez mas tupida, la carretera iba serpenteando por los cerros y el valle se ponía cada vez mas angosto, se podía apreciar el Río Huancabamba que discurría a unos 100 metros por debajo de la carretera.

En uno de los tantos badenes que hay en la carretera, encontramos una caída de agua de aproximadamente 10 a 15 metros de altura, la cual es llamada Rayantambo. Continuamos el descenso y atravesamos una parte del Parque Nacional Yanachaga-Chimillen. Durante el trayecto si se tiene algo de suerte se puede apreciar al famoso Gallito de las Rocas, ave muy pequeña de plumaje color naranja muy intenso.

Aproximadamente a 10 km de Pozuzo, paramos en una quebrada que era bañada por un pequeño arroyo, lo que aprovechamos para tomar un baño ya que el calor era muy intenso, para luego continuar hasta nuestro destino final, al cual llegamos luego de 6 horas de viaje y de recorrer 90 km de pura tierra y mucha piedra.

Debido a que por esas fechas no solo se celebra las Fiestas Patrias, sino también se conmemora la llegada de los colonos, en el pueblo había mucha gente, por lo que buscar alojamiento fue un poco problemático. Lo único que pudimos encontrar para pasar la primera noche fue un desván en casa del Dr. Muller, en donde nos acomodamos en nuestras bolsas de dormir.

Este primer día en el pueblo nos dedicamos a caminar por las pocas calles que tienen para conocer algo, además de ver los desfiles y bailes que se celebraban en conmemoración al día central del pueblo.

Al día siguiente luego de desayunar, cogimos nuestras bicicletas y tomamos el camino que conduce a Yanahuanca a 7 km aproximadamente del centro del pueblo, allí cruzamos un puente colgante y bajamos al río donde tomamos un reparador baño.

La gente en este lugar es muy amable y cordial con los visitantes, la mayoría de ellos son descendientes de austriacos y alemanes que aun conservan sus tradiciones y costumbres.

Por la tarde luego de almorzar, Miguel, Luis y yo, salimos a recorrer nuevamente en las bicicletas a recorrer los alrededores. Atravesamos un puente colgante que se encuentra a la espalda de la plaza principal y cogimos un camino de herradura y nos internamos en el monte, atravesando pequeñas quebradas tupidas por la vegetación, al llegar al río nos detuvimos a ver como un grupo de pobladores se encontraban arriendo su ganado a través del río. Luego de regresar preguntamos por el nombre del lugar ha donde nos habíamos dirigido y nos dijeron que se llamaba Palmira.

Esa noche comimos en el restaurante Lucy, cuya propietaria se llama Carmen Echevarria de Kohel, nos atendieron tan bien que mientras permanecimos en Pozuzo, desayunamos, almorzamos y comimos allí. Luego de cenar Luis y yo nos dirigimos al barrio de Prusia, el cual puede decirse que es la parte residencial de Pozuzo, Prusia se encuentra a unos 3 km del centro; al regresar al hotel fuimos sorprendidos por una tormenta de rayos y truenos, fue algo espectacular, ya que con los destellos de luz se podían apreciar las siluetas de las montañas en plena oscuridad.


El martes Luis nos abandonaba ya que tenia que regresar a Lima, porque sus vacaciones se habían acabado, mientras que Juanjo, Miguel y yo permanecimos un día mas en este maravilloso y mágico lugar. Luego de despedir a Luis, los que nos quedamos cogimos las bicicletas y nos dirigimos a Prusia, al llegar al puente que esta a la entrada de este lugar, tomamos el desvío hacia la izquierda y comenzamos a subir por la colina, en el camino nos detuvimos en una de las casas en donde su dueño nos ofreció gentilmente un poco de agua, lo cual agradecimos y luego de conversar un momento continuamos nuestro camino.

Atravesamos por unos campos en donde sembraban mandarinas, naranjas y cacao; al pasar por delante de una casa, la cual estaba muy bien decorada y en perfecto estado de conservación, la dueña de la casa junto con su hijo se nos acerco y entablamos conversación, ella nos comenzó a contar como era la vida actualmente en Pozuzo y como fue en el pasado, luego de una amena conversación y que nos obsequiara algunas naranjas y mandarinas, nos dependimos.

En este punto, el camino comienza a subir por los cerros, al llegar al punto mas alto nos desviamos hacia la izquierda y comenzamos a descender, a mitad de camino nos detuvimos, ya que algo nos había llamado la atención, era una antigua casa de madera de tres pisos con sus techos a dos aguas, según nos comentaron mas tarde dicha casa fue una de las primeras y pertenece a la familia Egg. Luego de algunas fotos continuamos descendiendo, el camino se confundía con la maleza, al parecer es poco transitado. Al llegar a una pequeña quebrada tomamos el camino a la derecha hasta llegar al río en el que nos habíamos bañado el día anterior.

De regreso a nuestro hospedaje, cayo una ligera lluvia, la cual hizo mas agradable el retorno debido a lo sofocante del calor, pero a la vez el piso se puso algo resbaloso para las bicicletas.

Por la noche fuimos a dar una ultima vuelta por Prusia ya que al día siguiente muy temprano estaríamos tomando el colectivo hacia La Merced en donde haríamos el trasbordo a Lima.

Salimos de Pozuzo a las 5 de la mañana, algo apenados ya que nos habían tratado a las mil maravillas y llegamos a La Merced a las 10 am; como el bus a Lima no salía hasta el día siguiente, buscamos un hotel nos registramos y dedicamos el resto del día a pasear por la ciudad.

Almorzamos en un restaurante ubicado en la Plaza de Armas, el cual se llama Shabari Campa y en el que se sirven platos tipicos del lugar, además este lugar posee una colección de fotos de finales del siglo 19 y comienzos del 20, en las cuales se puede apreciar como era la vida en aquellos tiempos y a los primeros colonos de alemanes e italianos que llegaron a esta región; es una colección muy interesante.

Al día siguiente partimos hacia Lima, luego de haber recorrido aproximadamente 250 km, nos esperaba un viaje de unas 8 horas en bus, nos encontrábamos cansados pero a la vez contentos de haber conocido un lugar tan maravilloso y mágico, así como también haber hecho amistad con gente muy simpática y alegre, Pozuzo posee un encanto que cautiva a todo aquel que lo visita y que hace que uno quiera regresar.
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